(Bruselas) Los partidos nacionalistas flamencos dominaron las elecciones legislativas de Bélgica el domingo mientras el partido liberal del primer ministro Alexander De Croo perdía terreno. Ahora se espera que se lleven a cabo difíciles conversaciones de coalición para formar un nuevo gobierno.

A pesar de que las encuestas predicen que el partido de extrema derecha y antiinmigración Vlaams Belang se convertirá en la principal fuerza política en este país de 11,5 millones de habitantes, la Nueva Alianza Flamenca, nacionalista de derecha, mantuvo su primer puesto, con el 22 % de los votos, según Resultados provisionales proporcionados por el Ministerio del Interior.

Vlaams Belang quedó en segundo lugar, con el 17,5% de los votos, por delante del partido socialista Voruit, que obtuvo alrededor del 10,5% de los votos.

El partido de Alexander De Croo obtuvo menos del 7% de los votos, muy por detrás de la extrema izquierda.

«Es una noche muy difícil para nosotros, perdimos», dijo De Croo. A partir de mañana seré un primer ministro dimitido. Pero los liberales son fuertes y volveremos. »

Los votantes belgas volvieron a las urnas el domingo, durante las elecciones europeas y nacionales.

Los resultados del domingo conducirán a negociaciones complejas en un país dividido por el idioma y profundas identidades regionales. Bélgica está dividida según líneas lingüísticas, con la Valonia de habla francesa al sur y la Flandes de habla holandesa al norte, y los gobiernos están formados invariablemente por coaliciones formadas por partidos de ambas regiones.

Hasta ahora se ha impedido a Vlaams Belang acceder a los gobiernos, ya que los partidos tradicionales se han comprometido a excluirlo del poder en virtud de la doctrina del “cordón humano”, en referencia a la barrera protectora establecida para detener la propagación de enfermedades infecciosas.

Alexander De Croo encabeza un gobierno de coalición de siete partidos, formado después de casi 18 meses de negociaciones tras las elecciones anteriores, que tuvieron lugar hace cinco años. La espera fue aún más larga después de la votación de 2010, cuando el país tardó 541 días en formar gobierno, lo que sigue siendo un récord mundial.

Mientras más de ocho millones de belgas acudían a las urnas en un día cálido y soleado, los votantes a veces tenían que hacer cola durante horas antes de poder votar en Bruselas, la capital del país.