En el mundo actual, los teléfonos inteligentes son omnipresentes. Se han convertido en una parte integral del día a día de muchas personas y apenas hay situaciones en las que no puedan utilizarse de alguna manera. Pero si bien esto es completamente normal para algunas personas, a otras les resulta perturbador. Por eso se celebró en un pueblo francés un referéndum único sobre el uso de estos dispositivos en público, con un resultado claro.

Como informa, entre otros, The Guardian desde Gran Bretaña, los habitantes del pequeño pueblo francés de Seine-Port han tomado una decisión. El fin de semana pasado, alrededor de 1.800 personas votaron tras un llamamiento para prohibir en gran medida el uso de teléfonos inteligentes en público.

En el futuro, unas señales rojas de advertencia con un teléfono móvil tachado indicarán dónde se debe dejar el dispositivo en el bolsillo.

Entre otras cosas, ya no debería permitirse desplazarse por el teléfono inteligente mientras camina por la calle, está sentado con otras personas en un banco del parque o en una tienda, cafetería o restaurante, o mientras los padres esperan a sus hijos en la escuela. Si está perdido y desea utilizar un servicio de mapas, simplemente debe pedirle direcciones a alguien.

Para familias con niños pequeños, existe un conjunto de reglas especialmente creado que los padres pueden seguir. Esto incluye que los pequeños deben evitar ver pantallas por la mañana, en los dormitorios, inmediatamente antes de acostarse o durante las comidas.

Si los padres acuerdan por escrito no darles a sus hijos un teléfono inteligente antes de los 15 años, el niño recibirá en su lugar un dispositivo antiguo sólo para llamadas.

Sólo 277 personas, es decir el 20 por ciento de los votantes, participaron en la votación, que se decidió sólo por una estrecha mayoría del 54 por ciento. Esto significa que no sólo la mayoría no participó, sino que el número de quienes realmente se oponen al resultado podría ser significativamente mayor.

Queda por ver si la población lo cumplirá y cómo lo hará. La policía no puede hacer cumplir la prohibición porque no existe una ley correspondiente en Francia. El alcalde Vincent Paul-Petit ve el resultado más bien como un estímulo para dejar de lado el teléfono inteligente. Se trata de contrarrestar el factor adictivo.

Se alienta al personal del servicio de alimentos a que solicite cortésmente que se abstenga de desplazarse por sus teléfonos celulares. Sin embargo, ya hay voces iniciales que no quieren adherirse a él.

*El original de este artículo de Woon-Mo Sung apareció por primera vez en nuestro socio Futurezone.de.

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*El artículo “¿Prohibición de teléfonos móviles en público? Aquí se hace realidad” está publicado en Futurezone.de. Contacta con el responsable aquí.