Le Figaro Burdeos
Vino tinto, chalotes, puerros, tomillo, zanahorias y… una lamprea. ¿Está amenazado el plato principal de la receta bordelesa, una especialidad culinaria de la Gironda? Preso de los ataques legales de la Asociación para la Defensa de los Medios Acuáticos (DMA) desde hace varios años, el sector está sin aliento. “Estas son nuestras vidas. Todo se derrumba. ¿Qué haremos si nos prohíben pescar mañana? La mayoría de los pescadores tienen más de sesenta años”, se preocupa Sabine Durand. El secretario general de la Asociación Aprobada de Pescadores Profesionales de Agua Dulce de Gironde (AAPPED 33), cansado y «emocionalmente agotado», denuncia «acoso judicial». La DMA ataca sistemáticamente los decretos de las prefecturas que autorizan la actividad de los 37 pescadores profesionales de los ríos de la Gironda. Y este jueves de nuevo, el tribunal administrativo de Burdeos debe pronunciarse de forma sumaria sobre la suspensión o no de la temporada de pesca de la lamprea de 2023.
“La situación biológica de la lamprea es catastrófica”, justifica con el Figaro Philippe García. El presidente de la DMA, basándose en las observaciones de la asociación animalista Migado, estima “que su población debería desaparecer en 2026”. En cuestión ? “Un desplome en el número de larvas y sus sedimentos”, especifica quien juzga “que es mejor que desaparezca una tradición que el fin de una especie”. Denuncia las estrategias de la administración pública para «dejar pescar sin concurso a la lamprea». Si atacó con diversas palancas legales los últimos tres decretos anuales que autorizaban la pesca, algunas de sus acciones fueron prescritas por el código de procedimiento judicial. “Travesuras” según el sexagenario, deplorando “la mediocridad de las políticas” que le dan “la sensación de estar gobernado por el último de la clase”.
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“No esperamos a que esta asociación protegiera a los peces migratorios e implementara acciones para la repoblación de ríos con lampreas”, replica Sabine Durand. La AAPPED 33 no esconde su rostro sobre la biodiversidad de la Gironda. “No hay datos oficiales que demuestren que ya no hay lampreas. Pero, la gran dificultad es que hay una proliferación de bagres que destruyen los lugares de desove (nidos de reproducción, nota del editor)”, explica la que pesca junto a su marido. Desde 2019, estos artesanos, que todavía trabajan con “pequeños botes, redes y trampas como en la Edad Media”, están sujetos a obligaciones de traslado.
Objetivo: trasladar las lampreas desde debajo de las represas, donde ponen huevos rodeadas de bagres, a lugares neutrales, donde sus crías tendrán posibilidades de sobrevivir. Un requisito, aumentado a 10.000 personas en 2023, que tiene consecuencias económicas. Mientras el pescado se vende a 30 o 35 euros el kilo en los puestos, el Estado compensa al sector hasta con 25 euros (no por peso sino por animal). Todo esto en un contexto donde las condiciones de pesca se han vuelto más duras. Para la temporada de enero a abril de este año, ahora está prohibido pescar los sábados y lanzar las redes un día a la semana. “Todas estas modificaciones juntas limitan nuestras capacidades de pesca en un 46%”, dijo la vocera de la AAPPED 33. Nuevamente Sabine Durand, quien dijo que se vio obligada a considerar despedir a uno de sus empleados.
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Durante una reunión para presentar su causa el martes, la AAPED obtuvo el apoyo de varios políticos presentes, entre ellos el diputado Florian Boudié (Renacimiento) y la vicepresidenta del Senado Nathalie Delattre (Agrupación Social y Democrática Europea), representada por uno de sus agregados parlamentarios. También presente, la diputada Edwige Díaz (RN) denuncia, este miércoles en nota de prensa, «pescadores víctimas de la ideología antiespecista» y «el riesgo de ver desaparecer definitivamente los saberes ancestrales sin compensación». Si el tribunal administrativo de Burdeos suspende la pesca este jueves “como principio de precaución”, la temporada que se encuentra en pleno apogeo y que debe terminar el 30 de abril, habrá terminado. Y Sabine Durand concluye: «Estamos más que en peligro y agotados para pasar por los sepultureros del río».