Las fuerzas especiales ucranianas afirmaron el martes 17 de octubre haber llevado a cabo ataques destructivos durante la noche contra dos aeródromos del ejército ruso en Lugansk y Berdyansk, en zonas ocupadas por Rusia en el este y el sur de Ucrania.
La operación denominada “Dragonfly” se saldó con la destrucción de pistas de despegue, nueve helicópteros, un sistema antiaéreo y un almacén de municiones, según un comunicado publicado en Telegram por las fuerzas especiales ucranianas.
No han publicado imágenes de estos ataques ni de sus resultados. El ejército ruso no hizo ningún comentario inmediato, pero Moscú rara vez habla de sus propias pérdidas. Los canales de Telegram Rybar y WarGonzo, cercanos al ejército ruso, informaron de un ataque con misiles ATACMS en un aeródromo de Berdiansk, sin poder precisar el alcance de los daños.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, sin mencionar este caso específico, celebró el hecho de que sus fuerzas lograron atacar las líneas de suministro rusas, en un momento en que están inmersas en una contraofensiva muy difícil para liberar los territorios ocupados. «Estoy agradecido a quienes destruyen la logística y las bases del ocupante en nuestro territorio», dijo en un comunicado agradeciendo también a sus aliados occidentales que entregaron armas «efectivas».
Ucrania lleva meses insistiendo en que europeos y estadounidenses aumenten los envíos de misiles de mayor alcance para poder atacar a los rusos muy por detrás del frente y perturbar así su cadena logística. Pero hasta ahora, Occidente sólo ha entregado un número limitado de sus municiones, por temor a que Ucrania pueda utilizarlas para atacar territorio ruso como ya lo hace con sus propios drones.
El presidente ucraniano también agradeció el martes a «todos los combatientes ucranianos» y dijo que lograron mantener sus posiciones alrededor de Avdiivka y Kupiansk en el este de Ucrania, donde el ejército ruso ha intentado ofensivas en las últimas semanas.