Cada día sube el tono entre Israel y el Líbano. Al igual que el miedo a una extensión del conflicto. El ejército israelí dice que está dispuesto a intervenir contra Hezbolá “si es necesario” y a hacer cumplir la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU “por la fuerza”. Esta resolución, adoptada en 2006 a cambio de un alto el fuego, prevé el desarme de todas las milicias, y principalmente la de Hezbolá, entre el río Litani (30 kilómetros) y el norte de Israel. Luego se desplegaron 15.000 cascos azules de la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano (FPNUL) para hacer cumplir la ley.
Desgraciadamente, Hezbollah mantuvo sus armas, argumentando que Israel estaba ocupando las granjas de Shebaa. “Esta vaga zona entre el Líbano y Siria estuvo mal demarcada durante el mandato francés. Beirut lo reclama, Israel asegura que pertenece a los Altos del Golán (anexados por Israel en 1967, ndr.) y Siria mantiene una cauta neutralidad», descifra Fabrice Balanche, profesor de geografía en la Universidad de Lyon 2 y gran conocedor de la región. En realidad, esto es un pretexto para que Hezbollah conserve sus armas y sus tropas, que hoy le permiten desempeñar un papel predominante en el Líbano.
El rezzou de Hamás del 7 de octubre revivió este conflicto apenas extinguido. Se han intensificado los fuegos esporádicos intercambiados a ambos lados de la línea azul, que separa de facto a Israel y el Líbano, sin que Beirut reconozca a Israel. Las autoridades libanesas han presentado, por tercera vez, una denuncia ante el Consejo de Seguridad de la ONU por violación de la resolución 1701. Acmé: la eliminación de Saleh Al-Arouri, número 2 de Hamás, en los suburbios de la capital libanesa, el pasado enero 2.
“Restauraremos la seguridad de la población a través de un acuerdo político internacional destinado a empujar a Hezbollah más allá de Litani, sobre la base de la resolución 1701 de la ONU”, dijo el jueves 7 de diciembre el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant. “Debemos encontrar una solución diplomática”, imploró este jueves Amos Hochstein, enviado estadounidense. De hecho, 80.000 israelíes tuvieron que evacuar el norte del país y miles de libaneses abandonaron sus hogares.
En 2006, mientras Israel intervenía militarmente en Gaza, Hezbollah disparó contra una patrulla israelí y desató un nuevo conflicto. 119 soldados israelíes mueren en un mes y una cuarta parte de la población del Líbano queda desplazada. Francia y Estados Unidos utilizaron entonces todo su peso diplomático para poner fin a las hostilidades. “Israel quería una zona de seguridad en su frontera norte en continuidad con su ocupación del país entre 1982 y 2000”, recuerda Fabrice Balanche. La adopción de la resolución 1701 lo otorga. Pero Hezbollah no se desarma, a pesar de la presencia de fuerzas de paz.
En 2008, el gobierno libanés intentó implementar los términos del acuerdo y reducir la influencia de Hezbollah despidiendo al director del aeropuerto de Beirut y desmantelando la infraestructura de comunicaciones del movimiento. “Después de 48 horas de guerra civil, Hezbolá toma el control de Beirut”, relata Fabrice Balanche. Al mismo tiempo, París vuelve a conectar con el régimen sirio de Bashar Al-Assad “y cree que es posible domesticar al Líbano gracias a la Unión Euromediterránea. La guerra en Siria acabó con estas esperanzas y finalmente fortaleció a Hezbolá y a Irán”, subraya el experto.
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Este abandono francés y la incapacidad del gobierno central para hacer cumplir su autoridad en el sur del Líbano impidieron la aplicación de la Resolución 1701, lo que periódicamente generó tensiones con Israel. Luego, Hezbollah fortaleció su control y su presencia militar. Además, sus combatientes se han avezado en Siria. Una amenaza constante para el Estado judío, aún mayor desde el ataque de Hamás y el temor a un segundo frente. “A corto plazo, Israel no intervendrá en el Líbano porque Estados Unidos lo impedirá. Pero dentro de unos meses, el ejército y Benjamín Netanyahu querrán deshacerse definitivamente de esta amenaza y aplicar por la fuerza la Resolución 1701”, advierte Fabrice Balanche.
Una tarea que promete ser un desafío, ya que Hezbolá dispone de un importante arsenal, así como de una innegable experiencia militar. Hassan Nasrallah, secretario general de Hezbollah, anunció que su brazo armado contaba ahora con 100.000 combatientes. Su arsenal incluye también 130.000 proyectiles, cohetes y misiles, pero también tanques, drones, lanzadores… lo que la convierte en una de las milicias más formidables de Oriente Medio.