En Marsella
Clásico lluvioso, Clásico feliz. Ésta podría ser la nueva expresión favorita de los jugadores parisinos, que vencieron a su mejor enemigo, el Marsella (0-2), el domingo, en el Vélodrome, durante el último partido de la 27ª jornada de la Ligue 1, en condiciones dantescas. Lluvia, viento… A los actores no se les escatimó nada. Sin embargo, en las gradas hervían los fuegos artificiales. En el campo, sin embargo, el OM tuvo que volver a perder, a pesar de la superioridad numérica durante más de la mitad del tiempo… Valientes, los jugadores de Jean-Louis Gasset carecieron de precisión y, sobre todo, de eficacia de cara a la portería. Ni Vitinha ni Gonçalo Ramos, los goleadores de la jornada.
Agresivos en los duelos, nada torpes con el balón y con ganas de jugar rápido hacia adelante, los marselleses no podían soñar con un mejor comienzo de partido, tras una oportunidad aprovechada por Ruiz (5º). Danilo casi engaña a Donnarumma (6º), alertado por Aubameyang (14º). Una parte del Vélodrome creyó en ello después de la mina de Veretout (día 16). Destacado de Marsella para comenzar el partido. Pero ningún gol. Sin precisión. Y al cuarto de hora, París tomó las riendas, dominio, control, con Dembélé tomando impulso. El ex jugador del Barcelona, por ejemplo, eliminó a cuatro jugadores antes de… disparar fuera. Sin embargo, fue valioso en la orientación, combinando bien con Kolo Muani en varias ocasiones, este último frente a López (29º). El momento culminante de este primer tiempo llegó en el 41: Beraldo recibió la roja directa tras utilizar el Var. Ya advertido al cuarto de hora de partido, el brasileño podría (debería) haber recibido una segunda tarjeta amarilla. Fue merecido. El rojo es más misterioso, por no decir injusto (0-0 MT). Amarillo al principio, por lo demás nada en este…
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Con 10 contra 11, y con Lee en lugar de Kolo Muani desde la reanudación, fue París quien mejor atacó el segundo acto, haciendo temblar el Vélodrome con Hakimi y Dembélé en rápida sucesión (49º). Tras un inteligente pase de “Dembouz”, Vitinha no desaprovechó la oportunidad de abrir el marcador (0-1, 53). Aire acondicionado en la nevera del Vélodrome, silencio de muerte.
Veretout quiso calentar el ambiente pero su gol fue rechazado por posición de fuera de juego (59º). Y Gasset se vio afectado por el físico de algunos de sus jugadores, teniendo que sustituir a Mbemba, Balerdi y Kondogbia por problemas. Su homólogo parisino trabajaba en el banquillo a la espera de los próximos partidos, empezando por la semifinal de la Copa de Francia contra el Rennes el miércoles. No dudó en sacar a Mbappé -sorprendido y no contento- y a Dembélé (65º), que inmediatamente regresó al vestuario. El OM tenía ahora el control, pero Donnarumma hizo el trabajo (76.º, 77.º, 79.º) antes de ser sustituido por Vitinha (80.º) para mantener su portería a cero. París se inclinó cada vez más sin romperse, aunque la entrada del fantasma Skriniar no ayudó a los visitantes. El de Ramos, mucho más: hizo el descanso y mató el suspenso con un contraataque a la salida de un córner (0-2, 86). Donnarumma todavía tuvo la oportunidad de brillar (88º), completando un éxito que permite al París mantener una ventaja de 12 puntos en la cima de la clasificación de la L1. El OM es séptimo, fuera de las plazas europeas.