¿Será el tercer intento el correcto? El primer cohete impreso en 3D intentará su vuelo inaugural nuevamente el miércoles, luego de que dos pruebas anteriores fueran canceladas en el último minuto debido a problemas técnicos. Esta misión, llamada “Buena suerte, diviértete” (“Buena suerte, diviértete”, en francés), está muy analizada porque los cohetes impresos en 3D podrían representar una pequeña revolución en la industria de los lanzamientos.

El cohete Terran 1 de Relativity Space, con sede en California, despegará desde Cabo Cañaveral, Florida. La ventana de oportunidad se abre a las 22:00 hora local (02:00 GMT del jueves) y cierra tres horas después. Un total del 85 % de la masa del cohete se imprimió en 3D, y la compañía apunta al 95 % en el futuro. Principal ventaja de la técnica: simplificar en gran medida el proceso de fabricación y, por tanto, reducir los costes.

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Con sus grandes robots de impresión 3D, la empresa afirma dividir el número de piezas entre 100 en comparación con un cohete tradicional. Destaca también la rapidez del método: 60 días, desde la materia prima hasta el producto terminado. Terran 1 mide 33,5 metros de altura y poco más de 2 metros de diámetro. Su primera etapa cuenta con nueve motores, también impresos en 3D.

Tendrá que ser capaz de colocar 1.250 kg en órbita terrestre baja (pequeños satélites, por ejemplo), lo que lo convierte en un lanzador ligero. Pero este primer vuelo no contiene carga útil. El cohete debe alcanzar, 80 segundos después del despegue, el punto donde la fuerza aerodinámica ejercida sobre la máquina es máxima (max Q, en la jerga). Esta es la etapa crucial del vuelo, según el joven jefe de Relativity Space.

«Ya hemos probado en tierra lo que esperamos probar en vuelo: que cuando la presión dinámica y la tensión en el vehículo están en su punto más alto, las estructuras impresas en 3D pueden soportar estas fuerzas», tuiteó Tim Ellis a principios de marzo. Tras la separación de la primera etapa del cohete, la segunda deberá continuar su viaje hasta alcanzar la órbita terrestre, 8 minutos después del despegue. Alcanzar este hito en el primer vuelo sería “sin precedentes”, según Tim Ellis. De hecho, el cohete utiliza metalox como combustible, una mezcla de oxígeno líquido y gas natural licuado (esencialmente metano). Si logra alcanzar la órbita, sería el primer cohete que utilice este combustible en hacerlo.

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Relativity Space, que promueve la visión a largo plazo de una humanidad viviendo en varios planetas, argumenta que es el combustible «del futuro», el más fácil de producir en Marte. Los cohetes en desarrollo Vulcan, de United Launch Alliance (ULA), y Starship, de SpaceX, también deben utilizar este combustible. El 8 de marzo se abandonó un primer intento de lanzar el Terran 1 debido a un problema de temperatura del combustible. Luego, el 11 de marzo, el despegue fue cancelado dos veces en los últimos segundos de la cuenta regresiva, primero por un problema de automatización, luego por un problema de presión de combustible.

Independientemente del grado de éxito del vuelo inaugural de Terran 1, los datos recopilados también se utilizarán para desarrollar su hermana mayor: Terran R. Este cohete más grande, también desarrollado por Relativity Space, deberá ser capaz de transportar 20.000 kg a órbita baja. La empresa ya ha firmado contratos por valor de 1650 millones de dólares, la mayoría para Terran R, según Tim Ellis. Uno de ellos se pasó con la empresa OneWeb, cuya constelación de satélites debe proporcionar internet desde el espacio.

Este tipo de cohete «medio-pesado es claramente donde está la oportunidad de mercado más importante para el resto de la década, con una gran escasez actualmente en esta clase de carga útil», tuiteó Tim Ellis. Un operador de satélites puede esperar años antes de obtener un lugar en los grandes cohetes de Arianespace o SpaceX. Por lo tanto, docenas de nuevas empresas se han lanzado en los últimos años para satisfacer la demanda en auge. El número de satélites lanzados ha pasado de unos 120 en 2012 a más de 2.700 en 2022, según la empresa especializada Euroconsult.