A los 27 años por la masacre de Capaci y via D’amelio, «obligado por el mismo, horrible estrategia, la penal, la República se inclina hacia abajo en memoria de las víctimas y aprieta a la familia». Así, el presidente de la República, Sergio Mattarella, agradeciendo «a todos los que, de una herida tan profunda que estirar la razón a un mayor compromiso cívico para luchar contra la mafia y su colusión, sino también la resignación y la indiferencia de los que son cómplices».

«El nombre de Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, Francesca Morvillo, Rocco la colina yogui victor, Antonio Montinaro, Vito Schifani, Agostino Catalano, Walter Eddie poca cosa, Vincenzo Li Muli, Emanuela Loi, Claudio Traina, son inolvidables. En su inhumanidad, – dijo el Jefe de Estado – los asesinos les han afectado también como símbolos de – sus-negativas – de las instituciones democráticas y el imperio de la ley. Su sacrificio se ha convertido en un motor para el rescate de la civilización, que ha dado fuerza para el Estado, en la acción de contraste y ha hecho aún más exigente es el deber de los ciudadanos y de la comunidad a hacer su parte para drenaje de las cuencas en las que viven las mafias.