Los viajes se suceden y son similares para los miembros del ejecutivo. Si bien la reforma de pensiones fue promulgada hace diez días por Emmanuel Macron, la tensión social no parece estar bajando en el país. Ahora es un ritual: cada vez que el presidente de la República o uno de sus ministros entra en contacto con los franceses, es recibido por un concierto de cacerolas, un proceso que se ha convertido en el símbolo de la oposición a la reforma. Como el Ministro Delegado a cargo de las Cuentas Públicas Gabriel Attal, en movimiento este martes en Hérault. Junto a su colega Stanislas Guerini, el ex portavoz del gobierno se burló fuertemente de estas acciones.
“Aquellos que se lo pueden permitir, que tienen tiempo, a mitad de semana, a media tarde, para ir a recibir a los ministros durante cuatro horas, de 14 a 18 horas, a priori, todavía no son los franceses quienes trabajo, que tienen dificultades en el día a día para llegar a fin de mes”, reprocha con bastante fuerza Gabriel Attal, en un video subido por un periodista de Midi Libre. Si la ministra de Bercy es una de las voces más audibles dentro del ejecutivo, esta nueva frasecita bien puede precipitar un poco más a la oposición política ya quienes desafían la reforma.
En su discurso, Gabriel Attal reconoció sin embargo una “preocupación” y una “ira” entre los franceses. Antes de regañar a los «activistas de ultraizquierda» ya los «sindicatos permanentes» que tienen «acciones violentas». “Impedir la circulación a un ministro o a cualquier otra persona, cortar la luz en un barrio con daños a veces colaterales como un establecimiento de salud, considero que son acciones que no tienen cabida en el debate público, incluso entendidas en un momento de tensión social” , defendió, con fuerza, el joven ministro.