La gravedad de la crisis económica en China es en gran medida exagerada, aunque el país tiene margen de maniobra presupuestaria, afirmó el miércoles la presidenta de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, Rebeca Grynspan. «No compartimos las proyecciones tan pesimistas sobre China», subrayó Rebeca Grynspan durante una rueda de prensa en la que presentó las previsiones económicas anuales de la agencia que ella dirige.
La Unctad ha rebajado su previsión de crecimiento para 2024 del 5 al 4,8%, en particular debido a la debilidad de la demanda interna, pero «esto no es en absoluto comparable a las visiones muy pesimistas que hemos visto en determinadas publicaciones», insistió Rebeca. Grynspan. «Por lo tanto, creemos que efectivamente hay una desaceleración del crecimiento en China, pero no una crisis dramática», explicó el Secretario General, destacando que China «tenía un gran margen de maniobra presupuestaria», a diferencia de muchos otros países y que, por lo tanto, Beijing tiene los medios “para recuperarse y apoyar la economía”.
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Richard Kozul-Wright, director de la División de Globalización y Estrategias de Desarrollo de la UNCTAD, fue aún más crítico con este pesimismo ambiental. Reconoció que «uno podría haber esperado una recuperación más rápida en China este año, y [que] esto no ha sucedido debido a una serie de fuertes vientos en contra en el mercado inmobiliario». A esto se suma una demanda de los consumidores «mucho más débil de lo que muchos esperaban», afirmó, añadiendo: «Ciertamente no estamos de acuerdo con esta reacción casi histérica que «parte de la prensa occidental ha adoptado hacia China».
«Como destacamos en el informe, China crecerá entre diez y doce veces más rápido que la eurozona este año y seguirá siendo un importante contribuyente al crecimiento global». Hay problemas que las autoridades chinas tendrán que resolver, porque el objetivo de un crecimiento del 5% «será difícil de alcanzar a menos que utilicen instrumentos presupuestarios para impulsar el crecimiento», explicó Richard Kozul-Wright. “Así que hay desafíos, pero no del orden de magnitud que leemos a menudo, creo, en la prensa occidental”, insistió.
Además de la desaceleración ligada a la débil demanda interna, los socios económicos de China también están preocupados por las turbulencias que sacuden el sector inmobiliario que, después de un crecimiento deslumbrante, parece estar tocando los límites de su modelo económico. Esta crisis inmobiliaria sin precedentes golpea a los pesos pesados del sector, Country Garden y Evergrande, y ahora también debilita a los grupos públicos que supuestamente tendrían un mejor acceso a la financiación.