Emmanuel Macron obviamente perdió su objetivo. Seguido por diez millones de franceses según cifras de Médiamétrie, la intervención del Jefe de Estado, retransmitida por TF1 y France 2 en vísperas de un noveno día de impugnación de la reforma de las pensiones, parece haber empeorado el clima social. Así lo demuestra una encuesta de consultoría Odoxa-Backbone, realizada para Le Figaro.
Según este último, el presidente no ha convencido a las tres cuartas partes de los franceses -el 76% de ellos-, todas las tendencias políticas juntas. Esto la convierte en «la peor intervención en la historia de los postensayos de Emmanuel Macron», según apunta el instituto acostumbrado a analizar los efectos que provocan los discursos del presidente. Esto se compara con el discurso del 11 de diciembre de 2018, durante el cual el presidente solo convenció al 37% de los ciudadanos en medio de la crisis de los “chalecos amarillos”. Un nivel, en ese momento, ya en su punto más bajo.
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En detalle, no logró transmitir sus mensajes Emmanuel Macron, quien insistió en la necesidad de esta reforma y presentó algunos de los proyectos por venir. El inquilino de Elysée ciertamente parecía «claro» (54%), mostrando más bien que sabía a dónde iba (51%). Pero no cumplió con las expectativas de los franceses. El presidente dio la impresión de no entender sus preocupaciones (71%) y de no tomar “la medida de la gravedad de la situación” (70%). También se critica su personalidad, ya que se percibe que Emmanuel Macron no fue tranquilizador (79 %), ni humilde y modesto (78 %).
Vuelve a ser una mirada mucho más severa que durante el discurso pronunciado en pleno apogeo del movimiento de los «chalecos amarillos». Odoxa anota este dato de la siguiente manera: «-26 puntos en humildad, -21 puntos en la capacidad de demostrar que entendía las preocupaciones de los franceses, -25 puntos en tener en cuenta la gravedad de la situación».
El resultado de esta intervención es por tanto contraproducente, con un aumento neto del apoyo a la movilización. El 67% de los franceses piensa ahora que el movimiento debe continuar, seis puntos más que la semana pasada antes de la activación del artículo 49-3, y diez puntos más que hace dos semanas. «Si hacemos la comparación con la era de los ‘chalecos amarillos’, el deseo de que el movimiento se detenga también es significativamente menor (13 puntos menos) que el observado al día siguiente de la intervención del 11 de diciembre de 2018», recuerda el presidente de Odoxa, Gaël Sliman.
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Incluso la radicalización perceptible del movimiento no hace temblar el apoyo francés. La violencia y los estallidos se consideran predecibles (91 %) y los ciudadanos esperan que empeoren en los próximos días (83 %). Estos actos también generan preocupación (72%) y parecen injustificables (56%). Pero estos no se atribuyen a los manifestantes. Siete de cada diez franceses consideran al gobierno culpable de haber provocado esta situación, y esto por una razón ampliamente defendida (61%): «(Estos actos) son la única forma de ser escuchado ya que (el gobierno) no escucha a los manifestantes pacíficos”.