Los diputados de La France Insoumise se burlaron el martes 23 de mayo de los anuncios de Elisabeth Borne sobre el clima, «medidas sin ambición y nunca vinculantes», creyendo que «la adaptación sin bifurcación» del modelo económico es una «palabra vana».
La diputada Clémence Guetté estimó que el Gobierno había optado por “la continuidad de un modelo nefasto” en el que otorga “150.000 millones de ayudas a las empresas al año sin condiciones”, durante la rueda de prensa semanal del grupo rebelde. “Para lograr nuestros objetivos en 2030, debemos duplicar el ritmo de reducción de nuestras emisiones de gases de efecto invernadero”, dijo el presidente del Gobierno este lunes ante el Consejo Nacional para la Transición Ecológica (CNTE).
Sin embargo, según Clémence Guetté, «adaptación sin bifurcación es una palabra vacía»: «si es necesario adaptarse ahora que es demasiado tarde para cumplir con los compromisos internacionales, también debemos bifurcarnos urgentemente», «aceptar el cambio de modelo económico». “Tenemos que poner los medios económicos”, insistió el representante electo de Val-de-Marne, citando propuestas de LFI, como el desarrollo de redes ferroviarias, la renovación de redes de agua deterioradas o incluso la inversión en el sector. y el sector de la madera.
Clémence Guetté también apoyó la recomendación del economista Jean Pisany-Ferry, quien presentó un informe a Élisabeth Borne juzgando que se necesitaba un impuesto excepcional a los más ricos para financiar la transición ecológica. “Fue evacuada de un plumazo por Olivier Véran”, el portavoz del Gobierno, “para quien solo hay que cerrar el grifo cuando se lava los dientes”, bromea el diputado rebelde.
Elisabeth Borne ha identificado las palancas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, en particular el apoyo a la compra de coches eléctricos, un esfuerzo en logística o incluso una ley sobre energías renovables. Pero el plan publicado este lunes por el ejecutivo no incursiona en el terreno de la financiación de las decenas de miles de millones de euros de inversiones públicas y privadas necesarias para poner en marcha estas medidas. Una “tartufferie” según Clémence Guetté.