Le Figaro Burdeos

“¿Sabes Esperando a Godot? Allí espera a Beauvau (sic)”, bromea una fuente muy cercana al expediente del ayuntamiento de Burdeos. Propuesto por carta de marzo de 2021 a Pierre Hurmic por la ex prefecta de Gironda, Fabienne Buccio, el contrato de seguridad integrada (CSI), que uniría la ciudad con el Estado, aún no está firmado. Discutido el 11 de marzo de 2021 en el comité local de seguridad y prevención de la delincuencia (CLSPD), se abrieron debates sobre el tema a pesar de las reticencias expresadas por el alcalde.

“Comparto las reservas de muchos alcaldes sobre este tipo de contrato. No me gustaría que contraviniera la igualdad republicana entre todos los territorios en materia de seguridad. Tampoco me gustaría que este contrato contuviera compromisos desequilibrados entre el Estado y la Ciudad. Si el Estado garantiza el equilibrio de estos compromisos, estoy dispuesto a trabajar en la elaboración de un contrato de seguridad”, declaró Pierre Hurmic en el círculo que reúne a la prefectura, el fiscal de Burdeos y los altos mandos de las fuerzas de seguridad interior. .

Desde la primera reunión de trabajo, organizada casi un año después, el 1 de junio de 2022, se han celebrado siete reuniones técnicas que han reunido a las partes implicadas: la fiscalía de Burdeos, la prefectura de Gironda, el rectorado y la Dirección Departamental de Seguridad Pública de Burdeos. organizado. Una colaboración que permitió desarrollar un primer borrador del CSI, presentado el 29 de junio de 2022, y modificado a su última y novena versión. Colocado sobre la mesa el 21 de junio de 2023, luego fue enviado al Ministerio del Interior para su validación antes de la firma. El objetivo actual del ayuntamiento de Burdeos era presentar el CSI al consejo municipal en julio.

El único problema: desde esta fecha la situación no ha avanzado ni un ápice. “A estas alturas, no sabemos qué puntos impiden la firma del CSI”, asegura oficialmente el Ayuntamiento a Le Figaro. Según varias fuentes que lo corroboran, e incluso según admiten fuentes cercanas al asunto en el ayuntamiento de Burdeos, el punto de controversia parece estar bien identificado. La última y novena versión del CSI menciona la financiación, hasta el 80% por parte del Estado, de la instalación de 20 nuevas cámaras de videovigilancia al año (que se añaden a los 130 dispositivos ya existentes). Sin embargo, la práctica en este ámbito supone más bien la mitad de la financiación estatal, ya que la responsabilidad de la videovigilancia pertenece a las autoridades locales.

“Fueron los servicios de la prefectura quienes nos dijeron que la financiación estatal para la videovigilancia podría llegar hasta el 80%”, defiende el ayuntamiento de Burdeos. Antes de abordar: “Estamos hablando de 360.000 a 400.000 euros repartidos en cinco años para estas instalaciones. Pero operar las cámaras, mantenerlas, almacenar las imágenes y pagar a los 13 operadores que se ocupan de ellas cuesta mucho más y lo financiamos con millones de euros”. Por el momento muy firmes, las autoridades locales se niegan a comentar sobre la posibilidad de ceder en este punto a falta de una respuesta oficial de Beauvau.

Un posicionamiento que empieza a imponerse en la oposición. “Pierre Hurmic planteó exigencias más allá de las convenciones habituales. A él le corresponde dar un paso y volver a la racionalidad. La situación de seguridad en Burdeos y el contexto internacional de crecientes tensiones con la reanudación del conflicto palestino-israelí nos exigen reaccionar”, afirma Aziz Skalli, concejal municipal de la oposición (Renacimiento).

Contactée, la préfecture de Bordeaux confirme le statu quo, assure qu’il n’y a aucune volonté d’obstruer la signature du CSI et précise que «le projet doit être étudié et regardé mais que l’objectif est bien qu’il soit signo». Una declaración respaldada también por Le Figaro por el Ministerio del Interior.