news-22082024-053843

Sobrevivientes al femicidio: Huérfanos de madre y del Estado

Panamá/La abogada Suky Yard es una especialista en Derecho Penal y de Familia con una amplia experiencia en representar a víctimas en casos atroces de femicidio y a sus familias. Según Yard, la mayoría de estos crímenes terribles ocurren frente a los hijos de las víctimas, generando un impacto devastador en ellos y en sus familias. A pesar de que estos casos suelen ser noticia y atraen la atención de las autoridades, la ayuda ofrecida a las víctimas y sobrevivientes suele ser efímera y no se traduce en un seguimiento real a largo plazo.

Un caso que ilustra esta situación ocurrió el 7 de febrero de 2021 en La Chorrera, donde Hellen Castillo, una joven de 21 años, perdió la vida a manos de su pareja, quien la atacó con un machete causándole 23 heridas. En medio de esta escena dantesca, el hermanito de la víctima y su hijo de un año jugaban con la sangre de su madre, mientras que otro menor de diez años, hermano de la víctima, presenciaba horrorizado el suceso. La madre de Hellen Castillo también resultó gravemente herida al intentar salvar a su hija.

La psicóloga Elsa Rodríguez, de la Fundación Piero Martínez, señala que los sobrevivientes de femicidio a menudo experimentan sentimientos de culpa, mientras que la fiscal Sherly Barría, con 18 años de experiencia en el Ministerio Público, ha sido testigo del dolor de las víctimas y sus familias en casos como el de Hellen Castillo. En este caso, la madre de la víctima, Sulay Rodríguez, sufrió heridas graves, incluida la pérdida de tres dedos de su mano derecha y una lesión en la frente.

Después de la tragedia, la vida de Sulay Rodríguez cambió drásticamente, perdiendo su voluntad de vivir y enfrentándose a la incapacidad para trabajar debido a sus lesiones. A pesar de haber recibido apoyo inicialmente, la madre de Hellen Castillo afirma que desde hace un año no recibe ninguna ayuda económica ni emocional. La falta de apoyo la ha dejado en una situación precaria, dependiendo de la pensión de su esposo, quien también tiene discapacidad, para sobrevivir.

Uno de los mayores desafíos que enfrenta Sulay Rodríguez es la situación de su nieto, el hijo de Hellen, quien tiene 5 años y no recibe asistencia debido a la baja de su padre, un policía. A pesar de tener una certificación de discapacidad, Sulay no califica para el Programa Ángel Guardián debido a que su discapacidad no es de nacimiento. Esta situación ha llevado a la familia a enfrentar dificultades económicas, incluso para cubrir sus necesidades básicas.

En otro caso impactante, la fiscal Barría también estuvo a cargo del caso de Karen Velásquez, a quien su expareja prendió fuego dentro de un taxi en abril de 2020. Karen luchó por su vida durante un mes, pero finalmente falleció a causa de las graves quemaduras. Sus tres hijas, que presenciaron el terrible suceso, han quedado marcadas por la tragedia. Una de ellas estudia psicología, otra tiene autismo y la tercera, la más afectada, tiene 10 años y enfrenta un largo proceso de recuperación emocional.

Ante la falta de apoyo estatal, la familia de Karen Velásquez ha asumido la responsabilidad de cuidar y educar a las niñas, brindándoles el apoyo emocional que necesitan para superar el trauma. La directora del Hogar y Escuela Malambo, Sor Ivonne Fernández, destaca la importancia de proporcionar ayuda a las víctimas colaterales de femicidio, especialmente a los niños que han presenciado la violencia de género.

En la Unidad de Protección a Víctimas y Testigos (UPAVIT) del Ministerio Público, se ofrece acompañamiento a las víctimas colaterales o indirectas de femicidio durante el proceso judicial, pero la ayuda suele ser limitada y temporal. Zabdy Barría, psicóloga de la UPAVIT, destaca la importancia de derivar a estas víctimas a instituciones especializadas en el manejo del duelo, como la Fundación Piero Martínez, para brindarles el apoyo emocional necesario para su recuperación.

Los especialistas en la Fundación Piero Martínez enfatizan la importancia de brindar apoyo emocional a toda la familia, incluidos los niños, que han sido víctimas de femicidio. Aunque el dolor causado por estos crímenes no desaparecerá, el apoyo emocional puede ayudar a las víctimas a sobrellevar la situación y tener una mejor calidad de vida a largo plazo.

En medio de la tragedia y el dolor, las víctimas de femicidio y sus familias enfrentan un futuro incierto, marcado por la falta de apoyo del Estado y la ausencia de medidas preventivas efectivas para abordar la violencia de género. Los niños que quedan huérfanos de madre y de protección estatal enfrentan desafíos significativos para su desarrollo y bienestar, lo que resalta la urgencia de abordar este grave problema de salud pública de manera integral y efectiva.

En conclusión, el femicidio no solo cobra la vida de las mujeres, sino que deja a sus seres queridos en una situación de vulnerabilidad y desamparo. Es fundamental que las autoridades y la sociedad en su conjunto tomen medidas concretas para prevenir la violencia de género y brindar apoyo a las víctimas y sobrevivientes, especialmente a los niños afectados por estos crímenes atroces. La falta de atención y seguimiento a largo plazo a las víctimas colaterales de femicidio deja un vacío emocional y un impacto duradero en sus vidas, que requiere una respuesta efectiva y compasiva por parte de la sociedad en su conjunto.