El Tour de Francia partió de Bilbao el 1 de julio con el fervor de tres días en el libro de oro de la carrera en mente. En 2022, la fiebre danesa acompañó durante tres días al pelotón y llevó a Jonas Vingegaard al éxito en los Campos Elíseos. Una victoria celebrada por un país tras el regreso a Copenhague del maillot amarillo (que hizo olvidar los episodios viciados de dopaje de Bjarne Riis, ganador en 1996, y Michael Rasmussen, maillot amarillo excluido del Tour de 2007). En 2022, los daneses habían ganado tres etapas en la Grande Boucle (Magnus Cort Nielsen en Megève, Jonas Vingegaard en Col du Granon y en Hautacam). Un año después, los daneses (once corredores partiendo de Bilabo) aún lograron sacarles la tapa.
Mads Pedersen (campeón del mundo de 2019) ganó en el sprint en Limoges (8ª etapa), Jonas Vingegaard aplastó la contrarreloj de Combloux (16ª etapa), antes de la victoria de Kasper Asgreen (ganador del Tour de Flandes 2021) en la nariz y la barba de los velocistas (el 51º éxito en el Tour del equipo Soudal-Quick Step del manager Patrick Lefevere).
En el cuadro de honor de este Tour, tras Jonas Vingegaard, sólido maillot amarillo cuyas actuaciones han despertado sospechas, Dinamarca ocupa un lugar destacado por detrás de Bélgica (4 ramos para el velocista Jasper Philipsen), empatada con España (3), inspirada en la salida del País Vasco en un Tour en el que once países se repartieron las victorias de etapa.
Y con esta victoria de etapa número 28 (ganada por un corredor número 16) en el Tour de Francia, Dinamarca ocupa el undécimo lugar entre las naciones en el número de ramos. El de una nación que ya no tiene miedo de tomar el centro del escenario.