“Necesitamos comediantes más que nunca”, comenzó Pierre-Yves Jeholet, ministro presidente de la federación Valonia-Bruselas. El martes inauguró en París la gala Las Turbulencias Belgas, una quincena de humor 100% belga, organizada con la ayuda de Vincent Taloche, presidente de la Federación Belga de Profesionales del Humor (FBPH).

“Hasta ahora, la comedia no se consideraba una disciplina en sí misma. A partir de ahora somos reconocidos en la sede de la Cámara del Consejo de las Artes Escénicas”, señaló muy orgulloso el comediante. El encuentro de París es un trampolín que permite a diez jóvenes artistas actuar en espacios de la capital dedicados al humor (la Scène Barbès, le Point-virgule, The Joke Comedy Club, Apollo Comedy, les Blancs-Coats,…) . Fueron elegidos por jurados profesionales entre 65 candidatos durante veladas públicas que tuvieron lugar en Bruselas y Lieja.

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Su compatriota Alex Vizorek fue ascendido a maestro de ceremonias. «Cuidado, si te pierdes un estreno en París, ¡se acabará durante tres años!», dijo riendo, con las cartas en una mano y el micrófono en la otra. Aprovechó para promocionar su último programa sobre la muerte llamado Ad Vitam.

«¡Hola Paris!» El futuro Jamel Debbouze, de entre 23 y 43 años, parecía haberse dado la palabra para su entrada en el plató. Anthony Circus, Mehdi BTB -consultor financiero-, Gaëtan Delferière, Sacha Ferra, Sarah Lélé, Denis Richir y Julie Geller compitieron en imaginación para seducir a las ciento cincuenta personas instaladas en la sala del centro internacional Valonia-Bruselas.

Entre ellos, comediantes expertos, como Virginie Hocq, y directores de canal como Yves Bigot, director del canal de televisión internacional francófono TV5 Monde. “Empecé allí hace doce años”, recuerda Alex Vizorek. Sus futuros rivales tuvieron 7 minutos para convencer. Lorenzo Manchini dijo que fue el primer arquitecto que “construyó chistes”, Kostia se preguntó qué significa ser un hombre hoy y el curvilíneo André Demarteau confió que soñaba con ser crítico gastronómico.