Bombones escondidos en el jardín, huevos para pintar de todos los colores… En Francia, la Pascua es sinónimo de un momento privilegiado con la familia y, para algunos, de un ataque al hígado después de tragarse todos esos bombones. Resumen de las tradiciones más inusuales de todo el mundo.
En la Península Ibérica, América Latina y algunos países de Europa Central, la Semana Santa está asociada al fuego. Se recrea un Judas de tamaño natural, tradicionalmente a imagen de un personaje impopular (político o no). Tirado por las calles, la multitud lo insulta mientras espera su juicio. Juicio cuyo veredicto permanece invariable año tras año: la figura de Judas arde incansablemente cuando llega la Pascua. También puede ser golpeado y ahorcado. Y esta tradición no es nueva: las primeras manifestaciones las encontramos en Venezuela, ya en 1499.
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En Grecia, no buscamos gallinas de chocolate. Tampoco pintamos huevos. Lo arrojas a tus oponentes. Los participantes también deben proteger su huevo. En algunas islas, como Corfú, los lugareños incluso arrojan «botides», grandes cántaros de arcilla llenos de agua, desde sus balcones. Estos chocan en grandes choques durante todo el día en el suelo. Esta tradición tendría como objetivo repeler los malos espíritus. Además, los curiosos que asistieron a la feria a veces traen a casa pedazos de cántaros rotos, que sirven como amuleto de la suerte.
En Polonia, la Pascua no es una pelea de huevos, sino una pelea de agua. En este país muy católico, el objetivo es recordar a los cristianos polacos su bautismo y lavar sus pecados. El agua también simboliza la vida y la renovación. Esta tradición se llama acertadamente: Llamada «Śmigus-dyngus» o «lany poniedziałek», significa «lunes inundado». Originalmente, «Śmigus-dyngus» también se extendía a los campos, que los polacos rociaban con agua bendita.
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Antigua, la antigua capital del Reino de Guatemala en el sur del país, celebra la Semana Santa revistiendo sus calles con coloridas alfombras durante la Semana Santa. Allí se representan escenas religiosas, relacionadas con la tradición maya o con la historia del país. Y algunas de estas alfombras a veces tienen hasta media milla de largo. Si bien pueden ser necesarios varios meses para la creación de estas obras, estas tienen una vida útil muy corta, ya que por ellas pasan las procesiones del Viernes Santo.
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Si el plato más común en Francia en Semana Santa es el chocolate –en todas sus formas–, Haux, un pueblo del suroeste, no lo ve así. El lunes de Pascua, el municipio cercano a Burdeos rompe miles de huevos para hacer una tortilla gigante. La meta ? Poder alimentar a mil personas gracias a este preparado. Además de la comida gigante, en Haux se ofrecen muchas actividades, desde paseos en carruajes tirados por caballos hasta bailes.
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En la tierra de los mil lagos, es posible que te encuentres con niños disfrazados de brujas, momias y otros monstruos en Semana Santa. Y estos probablemente tocarán puertas pidiendo golosinas. Todo mientras pronunciaban una frase destinada a bendecir la casa llamaron a la puerta: “Virvon, varvon, tuoreeks terveeks, tulevaks vuodeks; Vitsa sulle, palkka mulle! «. Y agitando una rama de sauce, generalmente decorada con plumas. Se cree que esta tradición ahuyenta a los malos espíritus y asegura una buena temporada de cosecha.
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En la Tierra del Sol de Medianoche, también, la atmósfera es espeluznante en Semana Santa. Los Påskekrim, «Historias de crímenes de Pascua», aumentan cada año en esta época. Todos agarran su novela de suspenso y la hojean en silencio. Los canales de televisión producen y repiten series policiacas. Los editores, en cambio, publican sus «Easter-Thrillers», novelas policiacas de Pascua. El origen de esta tradición sigue siendo desconocido. Algunos la vinculan con el director de la editorial Gyldendal, Harald Grieg, quien en 1923 lanzó una exitosa campaña publicitaria en torno a Bergenstoget plyndret i natt, una novela policiaca de Nordahl Grieg y Nils Lie. Todo ello en vísperas del Domingo de Ramos.