Con motivo del centenario del nacimiento de María Callas, el 2 de diciembre, Warner lanza una nueva caja dedicada a la diva presentada como “definitiva”. “Reúne todo lo que se puede utilizar con un sonido correcto”, explica Alain Lanceron, presidente de Warner Classics. Con 26 obras completas, de 22 títulos, que abarcan desde principios de 1950 hasta 1965. Si debemos permitirnos una búsqueda de rarezas, nos faltan, de su época griega, Sor Angélica de Puccini, Boccaccio de Suppé, Tiefland de ‘ Eugen de Albert, O Protomastoras de Manolis Kalomiris, Fidelio de Beethoven, Der Bettelstudent de Karl Millöcker. Y de su época italiana La Walkiria y Tristán e Isolda de Wagner, Orfeo y Eurídice de Haydn, El rapto del serrallo de Mozart, Mefistofele de Haydn, Don Carlo de Verdi y Fedora de Giordano”.
¿Existen estas cintas? Tom Volf lo duda. En 2017, el director y productor creó el Fondo Dotal María Callas, cuyo objetivo es recaudar y preservar el legado de la diva. “Estas piezas no fueron grabadas”, asegura Tom Volf. El Fondo de Dotación María Callas recolectó todas las cintas originales que ella poseía y guardaba en su casa. Más de 70 horas de grabaciones de estudio, incluidos 15 recitales y 26 óperas. En directo, encontramos más de 150 horas, con 30 recitales y 65 óperas, incluidas otras absolutamente nuevas. Entre los hallazgos, las cintas de Lucia di Lammermoor, en Dallas en 1959, de Norma, en París en 1964, y de Tosca, en París en 1965.
“A esto se suman ensayos o grabaciones privadas inéditas de los últimos años, donde canta arias que nunca ha cantado en otros lugares como Lucrezia Borgia, Adalgisa, Desdemona en 1972-1973, las melodías completamente inéditas de Bellini (1976), un aria completa. de La Force du destin (1977), con Vasso Devetzi al piano, tomas de estudio y ensayos de arias de Verdi en 1969. Y las clases magistrales completas en la Juillard School en 1971-1972 (más de treinta horas) y dos horas de clases completamente nuevas. clases magistrales impartidas en Japón en 1973”, explica Tom Volf.
Tom Volf ofreció estas grabaciones a Alain Lanceron para que las publicara Warner, que explota el catálogo de forma histórica. “Hicimos un trato con él hace unos años. Pero ya no tiene nada que me interese”, afirma hoy el productor. Es cierto que los dos hombres tuvieron desacuerdos.
En 2017, Tom Volf quiso publicar el recital de 1963 en el Théâtre des Champs-Élysées, del que encontró las cintas originales que sugieren una versión de mejor calidad que la publicada hasta ahora. Para este proyecto contó con el apoyo de Georges Prêtre, justo antes de la muerte del chef. Pero Warner se niega; Tom Volf convence a Universal para que lo publique. Una semana antes de ser tirados a la basura, los 10.000 ejemplares fueron enviados al mortero. “ No por derechos de autor; Todas las grabaciones de Callas son de dominio público. Pero como tenemos un acuerdo entre las grandes discográficas para no utilizar los mismos títulos, ya teníamos este recital de 1963 en nuestro catálogo”, explica Alain Lanceron.
“En el sector sonoro, los derechos de los artistas intérpretes están protegidos durante cincuenta años a partir del 1 de enero siguiente a la ejecución para las obras inéditas y durante 70 años para las grabaciones explotadas”, especifica François Pouget, abogado especializado en derecho de propiedad artística. Excepto aquellos que tienen el derecho moral de involucrarse. Hoy están surgiendo dos bandos: uno formado por el séquito del difunto marido de la hermana de Callas y el otro, los miembros de la familia directa de Callas, de la rama paterna. Estos últimos apoyan el Fondo de Dotación para ver publicadas las perlas de su colección.
Queda por ver en qué calidad: “No podemos ponerlos tal cual en YouTube. Debemos limpiar las cintas, digitalizarlas, restaurarlas, remasterizarlas respetando el sonido original y publicarlas de una manera que honre a Callas por contribuir a su herencia musical y artística”, dijo Tom Volf. Como se hizo con Glenn Gould, Arthur Rubinstein, Mstislav Rostropovitch o Yehudi Menuhin. Queda por escuchar la voz de Callas. Las técnicas actuales permiten hacer de todo, pero al restaurar, al limpiar, se pierde gran parte de la verdad de la voz. ¿Deberíamos ofrecer hoy al oyente el enésimo encantamiento de una voz legendaria o revelar con fines documentales la verdadera voz de la diva cuando meditaba sobre su regreso, en el estudio de la avenida George Mandel?