Si en las evaluaciones de fin de año del grupo LVMH hay un módulo de “trabajar bajo presión”, Matthew Williams debe salir con honores. Desde su debut hace tres años en Givenchy, el estadounidense de 37 años ha seguido abriéndose camino en un entorno más hostil: críticas negativas, una casa con un patrimonio vago, observadores que se divierten transmitiendo el más mínimo rumor de su marcha… A pesar de ello, desde hace varias temporadas encuentra el tono adecuado para el hombre. Todo ello mientras parece luchar por afirmar una silueta femenina convincente.
Para su primavera-verano 2024, siempre ayudado por la legendaria diseñadora francesa Carine Roitfeld, Williams parece haber decidido (¡por fin!) el estilo que quiere dar a la casa fundada en 1952. Atrás quedó el feliz lío de sudaderas, capas de capas. y denim raído de temporadas anteriores… Dejen paso a los vestidos de cóctel, la sastrería precisa y cuadrada, los estampados florales, la paleta de blancos y negros (al fin y al cabo, estamos en Givenchy) y los pasteles muy bonitos. Sin sacrificar su actitud fría. Audrey Hepburn necesita dejar de revolcarse en su tumba. Y aquellos que sólo ven a Givenchy a través del prisma del famoso vestidito negro, dejen de suspirar…
“Me siento más segura con las colecciones de mujer”, explica después del desfile. Desde la temporada pasada he encontrado un lenguaje en el que apoyarme, en el que construir. Este verano, la mujer Givenchy es aún más femenina, más elegante. Siempre me inspiro en las mujeres que me rodean y creo que eso es lo que quieren hoy”. Podemos imaginar fácilmente a las decenas de celebridades presentes aquí – la actriz Madelyn Cline, la joven cantante Sabrina Carpenter, pero también Sigourney Weaver y Cher – con estos vestidos drapeados transparentes o estos abrigos de mujer ejecutiva. ¿Qué pasa con aquellos que llevan una vida normal? Si es difícil imaginarse frente a un elenco tan delgado (no es el único que se equivoca en este lado…), Williams no se olvida de confeccionar la ropa adecuada y deseable. Faldas largas con trabillas, mini polos de punto muy chic, camisas drapeadas, de piel o georgette, y las perfectas chaquetas de esmoquin se adaptarán fácilmente a cualquier armario.
En Chloé, la estadounidense de origen uruguayo Gabriella Hearst se despide con una sonrisa… y bailando (frenéticamente) rodeada de músicos y bailarines de la escuela de samba Mangueira, llegados de Río. ¿Por qué samba al final de este espectáculo que, por tanto, es el último (su salida de la marca se anunció en julio)? “La samba nació durante la esclavitud y me gusta la idea de que una prueba tan difícil pueda generar tal fuente de alegría”, dice la rica esposa de Austin Hearst, nieto del famoso magnate estadounidense. Esto muestra la resiliencia de los sudamericanos. » ¿Deberíamos ver esto como una metáfora de los dos años que pasó con Chloé? » No, para nada. Véalo como un regalo. » Por lo tanto, se marcha serenamente y con el sentimiento del deber cumplido.
“De lo que estoy más orgulloso es de haber anclado los valores de ecoresponsabilidad en la marca. Cuando llegué, en 2020, solo una persona estaba a cargo de la preservación ambiental y el compromiso social; hoy son doce. El 60% de las materias primas de la colección tienen un bajo impacto en el planeta. » Este vestuario de despedida inspirado en las flores, “que simboliza el equilibrio entre el corazón y la mente, una solución para luchar contra el calentamiento global” (por qué no…), es de gran calidad y está lleno de poesía. Recordaremos los vestidos españoles con seda deshilachada o metal dorado, el bustier largo rematado en un pompón de lana y lentejuelas, las botas cowboy. Lo que queda es la elección de su sucesor al frente de esta marca parisina muy apreciada por las francesas. Hasta el momento no se ha filtrado nada. Asunto a seguir.
En temporadas pasadas, la mujer Loewe ha sido surrealista, conceptual, metafísica, muy nocturna, muy chic. Con ese poco de snob que tienen los ingleses (y que fascina a los franceses), de saber que el sello es madrileño, que su estudio está en París y que su director artístico, norirlandés, vive en Londres. En definitiva, una auténtica posada española que ha hecho las delicias de los aficionados a la moda en las últimas Semanas de la Moda.
Pero este verano de 2024, la mujer Loewe baja de su pedestal, es más tangible, menos experimental. Y eso es bueno. Presentada bajo una carpa en el patio del castillo de Vincennes, la colección se revela como una supuesta reedición del guardarropa de verano del hombre Loewe. Incluso podríamos retomar el reportaje de este último desfile publicado en nuestras columnas en junio, destacando la hiperdeseable sencillez de la silueta, con “estos pantalones de talle alto, altísimos, que estiran las piernas como si el espectador estuviera mirando”. el desfile de moda desde atrás… buceando”, escribió uno. Aquí también subidos hasta las costillas, los pantalones de trabajo blancos se combinan con una camisa de hombre con puños franceses; el modelo de terciopelo polar se abriga con un jersey trucker con cuello con doble cremallera; Los jeans de orillo acampanados por debajo de las rodillas se pueden usar con un babero escultural en hiedra esmaltada en blanco y verde, o abrigarse con una “capa” de punto grueso, etc. Con el pelo peinado hacia atrás y patillas al estilo de Elvis Presley, las chicas meten las manos en los bolsillos, muy arriba, de los pantalones o en las aberturas de las chaquetas, con el bolso Squeeze de napa suave sujeto al hombro… “ Crear una actitud, esto es lo más difícil de establecer en una marca. En los diez años que llevo en Loewe me ha costado un poco, pero ahora creo que lo he conseguido”, afirma Anderson, más guapo que nunca con sus Levis 501 y su polo de lana azul cielo de manga larga.
Su idea de un armario compartido es, en cualquier caso, realmente eficaz. Las chaquetas de caballero en cuadros vichy verdes y crema (con bermudas drapeadas por delante y aseguradas con un alfiler gigante), así como los cuellos en V y las camisas de cuadros (combinadas con faldas cortas con volantes que caen en una cola lateral) no tendrán dificultad. – excepto financiera – en la integración del guardarropa de una mujer. Y si los looks, al igual que los materiales, son en general bastante invernales es porque las colecciones de verano llegan a las tiendas en febrero. Hay más temporadas, pero en Loewe nos gusta todo.