En 1990, cuando la compañía estadounidense United Airlines puso a la venta un «billete de por vida» a un precio de 290.000 dólares, Tom Stuker aprovechó la oportunidad. «Es la mejor inversión de mi vida», dijo recientemente el estadounidense de 69 años al Washington Post. Durante casi 30 años, la consultora de la industria automotriz asegura haber visitado un centenar de países y recorrido 37 millones de kilómetros a bordo de 12.000 vuelos. O, para usar su comparación, 25 veces más que los astronautas de la misión Apolo 11 que aterrizaron en la Luna.

2019 es cuando pasa la mayor parte de su tiempo en el aire, con mayor frecuencia en su asiento favorito, 1B. Ese año, este extraordinario pasajero realizó 373 vuelos en 365 días, recorriendo 2,25 millones de kilómetros. Estima que sin su boleto de por vida, habría tenido que desembolsar $2.44 millones solo ese año. Tom Stuker también explica que tuvo la oportunidad de pasar 12 noches seguidas sin dormir en una cama, solo yendo y viniendo entre Newark y San Francisco o entre Bangkok y Dubai.

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Además de poder volar a su antojo, Tom Stuker gana millas con cada viaje. Los usa para regalarse cruceros o noches en hoteles de lujo, pero también para complacer a quienes lo rodean. Él «convirtió las millas en suficientes tarjetas de regalo para remodelar la casa de su hermano [y] ya ha recaudado $50,000 en tarjetas de regalo de Walmart [cadena de gran distribución, nota del editor] en un solo día», detalla el Washington Post.

Si United Airlines tiene todas las razones para arrepentirse de la oferta que lanzó en 1990, en realidad no es así. Con cada nuevo millón de kilómetros recorridos, la compañía organiza una ceremonia en su honor, tal y como muestra en su cuenta de Instagram, ua1flyer. Como recompensa máxima, la compañía incluso colocó el nombre de su cliente más famoso en uno de sus dispositivos. Hoy en día, pocas empresas ofrecen este tipo de ofertas válidas para toda la vida. En Estados Unidos, Frontier ofrece un «All you can fly pass» a 1199 dólares al año, pero esta compañía de bajo costo ofrece casi exclusivamente vuelos domésticos.

En un momento en que el avión es cada vez más criticado por su impacto ambiental, ¿qué pasa con la huella de carbono de sus vuelos que equivale a 925 veces la vuelta a la Tierra? En 2020, Tom Stuker le dijo a la revista GQ: “No estoy aumentando la huella [de carbono]. El avión volará esté yo en él o no. Sería mucho más significativo si volara en un jet privado”.