¿Cómo se da vida a un festival de jazz en un barrio que ha perdido sus discotecas legendarias? La 22ª edición de Jazz en Saint-Germain-des-Prés intenta, del 10 al 17 de mayo, revivir este pasado glorioso de una manera nueva. “Creamos algo más, llamando a los músicos de hoy que se inspiran en todo este patrimonio, en la historia del jazz, y lo hacemos en nuevos lugares”, explica Frédéric Charbaut, cofundador y director artístico del festival.

El gran anfiteatro de la Maison de l’Océan y sus frescos pintados por Louis Tinayre y Alexandre Jean-Baptiste Brun, marinero reconocido, el auditorio de la universidad Jussieu, el Teatro Odéon, están hoy en el festival este Lo que fue Tabou o Club Saint -Germain to bebop, cuando famosos músicos negros estadounidenses encontraron refugio en París después de la Segunda Guerra Mundial.

En estos nuevos escenarios, Frédéric Charbaut intenta poner música al lema del festival: «lugares únicos, conciertos excepcionales». La de Laurent Cugny, compositor-arreglista-director de orquesta-teclista, el 17 de mayo, sigue estas especificaciones.

El exdirector de la Orchestre national de Jazz y de la Big Band Lumière ofrecerá en el auditorio de la universidad de Jussieu, por primera vez asociado al festival, su primer concierto como gran conjunto desde 2017, el primero al frente de la nueva carpa con la que acaba de publicar el disco Zeitgeist. Otro punto destacado será el doble recital del pianista Yaron Herman en el patio principal del Hôtel de la Monnaie el 10 de mayo.

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El 13 de mayo, en el gran anfiteatro de la Maison de l’Océan, Paolo Fresu tendrá una cita con la Historia: treinta y cinco años después de la muerte de Chet Baker, Sarde honrará la memoria del célebre trompetista interpretando las composiciones de su álbum Tempo di Chet. “La oferta es tan amplia en París que tenemos que destacar”, comenta Frédéric Charbaut, que también se adapta a las limitaciones acústicas de determinados lugares.

“En Saint-Sulpice (11 de mayo), habrá una formación dedicada a la iglesia: utilizaremos el gran órgano de la iglesia, asociado al órgano Hammond de Rhoda Scott y una trompeta, con muy poco sonido”, especifica el uno que también debe ocuparse del trato económico. “Tenemos gálibos entre 350 y 800 plazas. Necesitamos tener habitaciones lo suficientemente grandes para equilibrar nuestro presupuesto”.