Lector adolescente, considere esta observación de Mama Shelter: puedes tener 15 años, obtener excelentes resultados y seguir siendo serio. El grupo hotelero más iconoclasta celebra su decimoquinto aniversario de forma brillante. Acaba de abrir su tienda número 18 en Dijon y está preparando decenas más en el extranjero. Un éxito que sorprendió a todo el sector, ya que el concepto, lanzado por Serge Trigano y sus hijos Jérémie y Benjamin, suscitó escepticismo en su momento. “Nadie quería invertir. El único estudio de mercado que encargamos nos prometía la quiebra”, recuerda Serge Trigano. El instinto de esta familia, que lleva la hostelería en los genes, fue la mejor brújula.
¿La idea de Trigano y sus cómplices originales, el diseñador Philippe Starck (reemplazado por Benjamin El Doghaïli) y el chef Alain Senderens (sucedido por Guy Savoy)? Hacer lo que querían. Un “hotel de destino”, amigable y abierto, donde residentes y viajeros, en lugar de llevar vidas paralelas, se unen. “¡Fue revolucionario!” Pensaban en «local» cuando otros se centraban en los viajeros», recuerda Cédric Gobilliard, director general del grupo. “Si vienes a un Mama Shelter, sientes el ritmo del vecindario. En la azotea del de Los Ángeles, te empujas con los ejecutivos de Netflix, cuya sede está cerca”, explica Serge Trigano. La ubicación de la primera “Mama”, en la improbable rue de Bagnolet, en el distrito 20 de París, resultaba confusa.
Un inconveniente ? Más bien una ventaja que mamá aprovechará con sagacidad eligiendo a menudo lugares al borde de los senderos señalizados. “La energía está en las periferias. De ahí surgen los creadores”, observa Serge Trigano. Todo invita a la convivencia en una Mamá. El espectacular restaurante ofrece clásicos (las famosas “coquetas”) y platos inspirados en la zona, para compartir en un ambiente festivo (conciertos, DJ, etc.). Un inventario a la (Mama) lleno de distracciones, generoso como un cumpleaños sorpresa, espera a los clientes: sala de cine, karaoke, pista de petanca, futbolín, pinball…
Para descansar, podrán contar con ropa de cama extraordinaria (¡que mamá vende!). Ironía del destino: el hotel, más bien concebido para estancias cortas en grupos pequeños, atrae ahora a las empresas que buscan originalidad para despertar a sus ejecutivos en seminarios. Los precios son razonables: “Una habitación por 70 euros y un menú diseñado por un chef estrella: eso es raro, ¿no? », pregunta Serge Trigano, falsamente ingenuo.
El mayor éxito de Mamá es interno: haber formado un pequeño ejército de ejecutivos ultracompetentes, leales y sólidos, “cálidos sin entrometerse”. Una actuación en un sector carente de vocaciones. “Con nosotros la gente se queda porque puede evolucionar, cambiar de establecimiento, de país… Somos ese famoso “ascensor social” donde el diploma poco importa. Gracias a ello, resistimos al Covid mucho mejor que otros”, afirma Serge Trigano. “Todo el mundo busca significado. Con nosotros no es falso. Vivimos estos valores”, insiste Cédric Gobilliard. Son estos equipos los que aseguran la expansión de la marca a nuevos destinos: Medellín, Zurich, Casablanca, Singapur… Mama Shelter prevé llegar a contar con una cincuentena de establecimientos.