“Un nabo espacial sin originalidad ni relieve”, un “desfile de postales intergalácticas con mudo sincretismo”, una “historia que falta aliento”, “space opera a la francesa que te deja boquiabierto”… Las críticas en Francia habían sido casi unánimes sobre el estreno de la película Valerian and the City of a Thousand Planets, dirigida por Luc Besson. Sin mencionar la recepción mixta del éxito de taquilla en los países de habla inglesa.
Sin embargo, el éxito de taquilla de EuropaCorp, con un presupuesto de 190 millones de dólares, está cobrando una nueva vida. Emitida desde el 24 de marzo en Netflix, tomó la delantera en el ranking diario de las películas más vistas en Francia, por delante de Jumanji, que dominó el ranking la semana pasada. Una bonita venganza para esta adaptación del cómic de Pierre Christin y Jean-Claude Mézières que reúne a Dane DeHaan y Cara Delevingne para encarnar a Valérian y Laureline.
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Inspirada en la sexta aventura de la saga de culto del noveno arte, The Shadow Ambassador, la película está ambientada en el siglo 28. Nuestros dos agentes espacio-temporales tienen la misión de mantener el orden en los territorios humanos. Pero les espera una nueva tarea: el Ministro de Defensa los convoca para una expedición a la ciudad intergaláctica Alfa. Esta metrópolis está llena de especies de los cuatro rincones del cosmos, trayendo la riqueza de su cultura y su saber hacer. Pero una fuerza oscura persigue a Alpha y amenaza su existencia. Valérian y Laureline tendrán que luchar hasta el final para preservar esta ciudad-planeta y más allá, el universo.
Abordar a Valérian fue un verdadero desafío, y no solo económico, para Luc Besson: 7 platós de rodaje, 250 personas para el plató, decenas de oficios para el vestuario (costureras, bordadoras, etc.) o 2.500 dibujos realizados por el storyboard.