Bruno Cochet, director del teatro Rungis y miembro de la SNSP (Unión Nacional de Escenarios Públicos), coproduce desde hace más de un año el proyecto Basketteuses de Bamako, un espectáculo creado por Thomas Guérineau en el marco de las Olimpíadas Culturales de la Juegos Olímpicos 2024, mezclando música, danza y malabares.

En el espectáculo participan seis artistas y jugadores de baloncesto malienses que, en octubre, deberán venir a ensayar durante algunas semanas en Francia antes del estreno previsto para marzo de 2024. Su llegada requiere un visado que el director lucha por conseguir. Una carrera de obstáculos. La solicitud data de julio. Tras contactar con el Ministerio de Cultura, a través del SNSP, tuvo paciencia cuando le dijeron que el problema era más responsabilidad del Ministerio de Asuntos Exteriores que del Ministerio de Cultura. Pero tras las declaraciones de Rima Abdul Malak esta mañana en RTL, que volvió a la directiva pidiendo la suspensión de toda colaboración con artistas de Níger, Mali y Burkina Faso, Bruno Cochet ve las cosas de otra manera.

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EL FÍGARO. – Lleva más de un año trabajando en el proyecto Basketteuses de Bamako. Antes de julio, ¿alguna vez tuviste algún problema para montar el programa?

Bruno COCHET. – De nada. El espectáculo implicó viajar a Bamako y nunca tuvimos problemas para llegar allí. Fue cuando solicitamos una visa para traer a los seis artistas malienses que comenzaron los reveses. Nos enteramos de que ya no se expedían visas a los nacionales de Malí. Transmitimos la información e interrogamos al Ministerio de Cultura, a través del SNSP.

¿Cuál fue tu respuesta?

Que el problema era una cuestión de política exterior francesa y que hasta nuevo aviso no había visa. Pero el mensaje enviado por las direcciones regionales de cultura ha cambiado un poco la situación.

¿En que?

En aquel momento, la denegación de visado ya no era una orden de Asuntos Exteriores, sino una orden de no programar a artistas procedentes de Níger, Mali y Burkina Faso. Como obstáculo a la libertad de programación y creación. Nos tranquilizaron las palabras de la Ministra de Cultura, el viernes por la mañana en RTL, cuando declaró que la no expedición de visados ​​no se refería en modo alguno a un boicot a los artistas, sino a problemas técnicos relacionados con la seguridad de los funcionarios y el cierre de consulados. Lo cual es perfectamente comprensible. Pero, en nuestra opinión, si estas dificultades son técnicas y no se refieren a una cuestión de autorización de entrada al territorio, pueden superarse.

¿De qué forma?

Pedimos al ministerio, siempre a través del SNSP, que estudie la solución de los consulados de los países vecinos, como Senegal o Costa de Marfil, para la expedición de visados ​​a los artistas que deben venir a trabajar a Francia. Una solución que ya se ha implementado en otras circunstancias. Actualmente estamos esperando su respuesta.

Mientras tanto, ¿cuáles son las perspectivas para el espectáculo?

Hay varios escenarios posibles. O los artistas obtienen un visado de trabajo para varios meses o Thomas Guérineau va a Bamako para hacerlos ensayar, lo que es más arriesgado. Y esta posibilidad no resuelve en absoluto la cuestión de la creación y distribución en Francia a partir de marzo. Es evidente que el proyecto está en entredicho. ¿Vamos a comprometer tanto dinero, público en este caso, si al final el espectáculo no puede realizarse? La pregunta surgirá seriamente.