Bernard Morlino es periodista y escritor. En 2022 publicó el álbum 100 partidos de fútbol legendarios (Gründ, 192 p., 24,95 €).
El PSG tiene mucho dinero y, a pesar de su ganancia financiera inesperada, el club no logra ganar la Liga de Campeones. No es aleatorio. El PSG lo está haciendo mal. Su política star-system nada tiene que ver con el fútbol, que exige sobre todo la complementariedad de los once titulares, a los que hay que sumar cinco jugadores, el número de suplentes tolerados. Messi estaba ganando todo en Barcelona gracias a los proveedores de caviar Andrés Iniesta y Xavi. En París no tiene el equivalente en el mediocampo desértico de la capital. Entonces se necesita: muy buen portero, muy buenos defensores, muy buenos defensas en el rol de creadores, y finalmente muy buenos atacantes encargados de rematar. Si solo queda una posición vacante, es imposible construir un equipo competitivo.
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Además, necesita suplentes casi tan efectivos como los titulares. Entonces, es necesario tener un marco técnico a la altura. En lugar de fortalecerse, los parisinos se han debilitado con las salidas de Adrien Rabiot y Ángel Di María, ambos ahora en la Juventus de Turín. El PSG al estilo qatarí está impaciente: en 2011 todo empezó bien con el nombramiento de Leonardo, director deportivo que a finales de diciembre de 2011 nombró a Carlo Ancelotti en el banco de entrenadores, en sustitución de Antoine Kombouaré (2009-2011) – historia que marcar la llegada de la nueva dirección-, pero el italiano decidió marcharse al Real Madrid en 2013 ante la imposibilidad de trabajar como quería. Este inmenso entrenador, con un historial brillante, nunca ha sido bien reemplazado. Le sucedieron: Laurent Blanc (2013-2016), el español Unai Emery (2016-2018), el alemán Thomas Tuchel (2018-2020), el argentino Mauricio Pochettino (2021-2022), Christophe Galtier desde 2022… ¿Cómo podemos ¿Esperamos ganar el C1 2023 cuando fichemos al entrenador que perdió la final de la Copa de Francia 2022, con el Niza derrotado fácilmente por el Nantes (0-1)? Desde que llegó a la L1 hace doce años, el PSG ha agotado a siete entrenadores. No es con este mal hábito que uno puede construir un proyecto sólido. Esta forma de despedir al personal nunca es comentada negativamente por los principales involucrados porque todos se van con una suma considerable de dinero.
No construimos nada sobre la aproximación, y el fútbol siempre sale victorioso de las grandes decepciones que recoge el PSG-Qatar en la Champions ya que es el trofeo apuntado con obsesión. Cuando sabemos que la Juventus de Turín ha ido nueve veces a la final de la C1 para recuperar sólo dos trofeos, somos más conscientes de las dificultades que hay que superar en la mayor competición europea que en Francia sólo ganó el O.M bajo la presidencia de Bernard Tapie. Solo un C1 (1993) desde su creación… en 1956.
Los jugadores que fichan en París están motivados principalmente por el dinero. Messi llegó al PSG porque el Barcelona ya no podía pagarle. Neymar no quiere irse porque nadie le puede dar tanto dinero como su forma de jugar, muchas veces con los pies despegados, de ahí sus recurrentes lesiones. “El fútbol es el acuerdo del pie con el suelo”, decía Albert Camus. Mbappé, por su parte, se quedó en el PSG porque el Real Madrid no quería darle un salario superior al que ofrece el París. El Real Madrid es la auténtica estrella del club madrileño mientras que Mbappé se sitúa por encima del PSG. Está claro que el francés jugaría en el Real Madrid, si hubiera elegido la calidad de juego, en el club más grande del mundo evolucionaría a las órdenes de… Carlo Ancelotti. Allí Karim Benzema se cumple plenamente. El exjugador del Lyon se rodea de jugadores confirmados -Lucas Modric (Balón de Oro 2016) y Toni Kroos- que mejoran a jóvenes como Vinicius júnior, y los dos franceses: Eduardo Cavaminga y Aurélien Tchouaméni. El PSG se equivocó: había que fichar al brasileño Vinicus Junior y no a Neymar, que llegó a París en terreno conquistado con su nombre en la Torre Eiffel, un honor que nunca tuvo el general de Gaulle. Los grandes jugadores deben ser reclutados cuando están en formación y no cuando ya han brillado en otros lugares. Si Mbappé es tan fuerte, ¿por qué no gana al PSG en C1? A decir verdad, el mejor francés en actividad sigue siendo Karim Benzema, Balón de Oro en título. Y el mejor delantero del mundo en la actualidad es Erling Haaland (Manchester City). Benzema y el noruego siguen clasificados para el C1 2023 mientras Messi, Neymar y Mbappé lo ven por televisión.