No tiene cuernos. No gritas «Asterohache» cuando quieres iniciarlo pero puedes convertirte en piloto. Goldorak o alguno de estos otros robots gigantes de los dibujos animados japoneses es un sueño hecho realidad para el japonés Ryo Yoshida, creador de un monstruo controlado desde dentro. Con sus 4,5 metros de altura y 3,5 toneladas de peso, Archax se mueve a una velocidad de 10 km/h (un poco para Actarus) gracias al piloto encaramado en su cabina de alta tecnología. Y este último utiliza a su antojo las 26 articulaciones, incluidas dos manos enormes, mediante dos joysticks, dos pedales y una pantalla táctil.
“Quiero hacer realidad los sueños de la gente. El sueño que teníamos cuando éramos niños, el de montarnos en un robot y controlarlo como en las películas de ciencia ficción”, explica Yoshida, el joven jefe de la nueva empresa Tsubame Industries. «Es una máquina que permite a la gente probar un poco este mundo (de ciencia ficción)», dijo a la AFP este empresario de 25 años en los pasillos del Japan Mobility Show, donde su máquina, valorada en 3 millones de dólares, es una de las grandes atracciones.
En cuanto al uso de estas máquinas, Ryo Yoshida oscila entre lo lúdico, como peleas de robots, y lo práctico, como misiones de limpieza de escombros tras desastres o obras de construcción.
Pero su objetivo no es sólo desarrollar robots, sino especialmente crear un sistema que integre al piloto y la máquina. “La idea no es que el piloto simplemente suba a bordo y pilotee sino que se convierta en robot, como si él mismo se volviera gigantesco”, afirma este entusiasta. Como en Grendizer…