Después de dispararse el verano pasado, los precios del petróleo han comenzado a caer nuevamente. Algo para dar esperanza a los automovilistas, que esperaban ver disminuir la factura con cada repostaje. En vano. Peor aún, el domingo, el peso pesado de la OPEP, Arabia Saudita, decidió reducir la producción en un intento por aumentar los precios. Sin embargo, en Francia, los precios en las gasolineras no esperaron a que subiera esta decisión. Desde hace quince días la tendencia es incluso ligeramente alcista. Entre mediados de mayo y finales de mes, el diésel ganó 2 céntimos de media en el surtidor y el sin plomo 95 y 3 céntimos, para situarse en 1,67 euros y 1,88 euros el litro respectivamente, según el sindicato profesional de comercializadores de energía, Ufip. Energías y Movilidades. Es decir, son muy superiores a principios de junio que en septiembre, en plena tensión sobre las materias primas. La Ufip registró entonces un precio medio de 1,65 euros por litro para el diésel y 1,88 euros para el SP 95.
Qué pasó? En abril, la asociación de consumidores CLCV estimó que los precios de la gasolina y el diesel eran en promedio 10 centavos más altos por litro, debido a los márgenes demasiado altos que cobran las distribuidoras. La ministra de Transición Energética, Agnès Pannier-Runacher, a su vez, se hizo cargo. El golpe fue, dado que los precios habían bajado con fuerza, pasar de 1,961 euros el litro del SP el 14 de abril a 1,87 euros de media, en tres semanas. Pero el declive se detuvo allí.
¿Por qué los franceses no se benefician de una mayor reducción? Para entender, hay que retroceder un año. Mientras los precios de los combustibles se disparaban, el gobierno acudió en ayuda de los automovilistas, con el establecimiento de una rebaja en el surtidor de 30 céntimos por litro, el 1 de septiembre de 2022. TotalEnergies también intervino en las cercanías, añadiendo un descuento adicional de 20 centavos Lo que amortigua considerablemente los precios altísimos. El 1 de noviembre, estos dos descuentos se habían reducido a 10 céntimos cada uno, antes de desaparecer el 1 de enero.
Es decir, en septiembre el diésel se exhibía a 1,65 euros, cuando debería costar 2,15 euros, sin descuento. Por tanto, el amortiguador en subida funcionó a la perfección, con una consecuencia hoy: los automovilistas no se benefician de la bajada. De un precio mantenido artificialmente bajo, hemos vuelto a un precio que refleja la realidad del mercado. Este es el doble efecto del amortiguador. Los precios suben menos. Pero bajan menos cuando llega el momento. Queda por ver si el anuncio de Arabia Saudita realmente hará subir los precios y en qué medida.