Las admisiones de fracaso son lo suficientemente raras como para subrayarlas. “Si hay algo que lamento es que no hayamos logrado compartir la necesidad de hacer esta reforma [de las pensiones]”, reconoció Emmanuel Macron, el 22 de marzo, durante su entrevista televisada en los noticieros de las 13:00 horas. TF1 y Francia 2. Los lamentos del Presidente de la República no escaparon al gobierno, que de inmediato saca entre bambalinas las consecuencias de este fracaso. Y el culpable es todo encontrado. Este es el famoso COR, el consejo de orientación para la jubilación.

Élisabeth Borne fulmina entre bastidores contra la institución, que es ciertamente independiente pero que, sin embargo, sigue institucionalmente puesta bajo el pulgar del Primer Ministro. Según ella, la multiplicación de los supuestos de la COR hizo ilegible el futuro del sistema de pensiones en el mismo momento en que el gobierno lo declaró en peligro para justificar su reforma. “Cada uno obtiene el escenario que quiere, ha borrado las pistas”, confió Élisabeth Borne a nuestros colegas de France Info.

Incluso más que el funcionamiento de la COR, fue la salida de su presidente Pierre-Louis Bras, el 19 de enero, lo que dejó un sabor amargo en la mayoría presidencial. Ante los diputados de la Comisión de Hacienda y de la Comisión de Asuntos Sociales, el economista declaró que «el gasto en pensiones no derrapa» e incluso que «están relativamente bajo control». Una afirmación inmediatamente recogida y remachada por los opositores a la reforma de las pensiones, que de paso pasan por alto las reflexiones de ese día del mismo Pierre-Louis Bras sobre el saldo deficitario del sistema de pensiones en los próximos años.

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El comunicado, compartido repetidamente en las redes sociales, es un punto de inflexión en la batalla de opinión pública entre el gobierno y los opositores a su reforma en enero pasado. “Debería haber hecho un comentario completo y no dejar que sus comentarios fueran cortados”, lamentó recientemente el diputado y exministro Éric Woerth con Le Figaro. Cuando habla de un tema tan delicado, debe medir cuidadosamente lo que dice. No es la simple palabra de un académico en un simposio.

¿Puede el Consejo de Orientación de Pensiones, nacido de las cenizas de la fallida reforma del gobierno de Juppé, convertirse en víctima colateral del fracaso del gobierno del Borne a la hora de convencer a los franceses? La pista no parece descartada. El séquito del Primer Ministro sugiere que Elisabeth Borne está pensando en otra forma de tener una mirada objetiva y clara sobre el estado del sistema de pensiones. “Tendremos que preguntarnos un lugar donde podamos llegar a un acuerdo sobre el diagnóstico. Evidentemente, no será el Consejo de Orientación de Pensiones”, explica Matignon en las columnas de L’Opinion.

Las amenazas que el Gobierno plantea al consejo de orientación de pensiones no han dejado de reaccionar. El economista Michael Zemmour, testaferro de la oposición a la reforma de las pensiones, consideró “vergonzosa” la proyección del gobierno contra la COR. “La reforma ha sido ampliamente rechazada, no porque no se haya entendido, sino porque ha sido cada vez mejor, en sus líneas, y en los arbitrajes que la sustentan, aunque los detalles puedan ser complejos”, se burla en un Pío.