La Hidra de la Inflación ha regresado casi medio siglo después de haber sido encerrada en su guarida. Pero, ¿cómo luchas contra los dragones del pasado con las armas del presente? Para el Consejo de Análisis Económico (CAE) que publica este martes un estudio en profundidad sobre el tema, es necesario comprender mejor las consecuencias económicas concretas de este fenómeno. Porque si el aumento de los precios se desacelera -el indicador cayó por debajo de la marca del 5% por primera vez en más de un año-, sin embargo, está llamado a instalarse definitivamente en el panorama económico.
Para los hogares, el estudio enfatiza las desigualdades frente a la inflación desde el punto de vista del costo de vida. Sin embargo, lejos de las categorizaciones tradicionales, los economistas explican que estas diferencias están ligadas solo en pequeña parte a los ingresos, la edad o el lugar de residencia de los individuos. “Los ingresos explican una pequeña parte de la heterogeneidad frente a la inflación. Así, la inflación fue ligeramente superior para el 20% más pobre de los hogares (6,3%) que para el 20% más rico (5,9%) en abril de 2023”, indica el estudio. Asimismo, las diferencias en los incrementos de precios ligados a la edad son ligeramente mayores para los mayores que para los jóvenes: la tasa de inflación es 1,5 puntos superior para los hogares de 60 a 74 años frente a los menores de 30 años.
De hecho, “la heterogeneidad frente a la inflación es más fuerte dentro de cada grupo, que entre grupos de edad o tipos de municipio”, señalan los expertos. El fenómeno crea desigualdades difusas debido a la disparidad de las canastas de consumo. En definitiva, cuanto más pese el gasto en alimentación y energía en el presupuesto de un hogar, más víctima será de la inflación, de ahí la discrepancia entre el sentir de algunos y las cifras oficiales que enmascaran estas desigualdades.
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Sin mencionar que los hogares también son desiguales en cuanto a las soluciones que pueden implementar para combatir los efectos de la inflación. Un buen ejemplo es el consumo de combustible. Así, los hogares que más combustible consumen (a menudo los que lo necesitan para ir a trabajar) reducen menos su consumo en el surtidor cuando sube el precio que los que ya consumen poco, independientemente de su edad o nivel de ingresos.
Para el consejo de análisis económico, estas disparidades deben ser mejor medidas por los poderes públicos. Por eso recomienda que el Estado utilice nuevas bases de datos como los datos bancarios o incluso que el INSEE trabaje en una encuesta anual que detalle el «presupuesto familiar», lo que implicaría dotar al instituto de estadística de «recursos financieros y humanos adicionales». Según los autores, el fortalecimiento de los mecanismos para comprender mejor qué hogares son los más afectados por la inflación permitiría a las autoridades públicas implementar políticas mejor focalizadas. Y deshacerse de la lógica única del ingreso que «no es un buen marcador de la heterogeneidad del choque» provocado por la inflación. En concreto, sobre el escudo tarifario, principal medida para luchar contra la subida de los precios de la energía implantada en Francia, el CAE propone orientar mejor las ayudas indexando los importes al consumo energético pasado de los hogares.