Conocíamos a Mini como fabricante de automóviles. Ahora la marca británica se lanza a las bicicletas eléctricas. A partir de noviembre pondrá a la venta dos series limitadas de bicicletas alimentadas por baterías. Exactamente 1959 ejemplares numerados de cada serie. Un guiño a la fecha de nacimiento de este fabricante de automóviles que, en su momento, renovó el pequeño coche urbano. «Las máquinas se entregarán a partir de enero», indica Guillaume de Sazilly, director de Mini France.

Mini logo claramente visible, gama bicolor con colores sobrios utilizados por la marca, está muy presente el universo de este fabricante relanzado con éxito por BMW que lo compró hace veinte años. Y al igual que los coches, estas VAE (bicicletas asistidas eléctricamente) se posicionan en el nicho premium con el precio que le acompaña: 3.490 euros. Sin embargo, estas máquinas recuerdan mucho a las de Angell, la start-up de bicicletas conectadas lanzada hace cuatro años por Marc Simoncini, el exitoso emprendedor en serie. Marco perfilado, batería con un aspecto muy refinado, hay más que un parecido familiar.

Normal: “Al final de una licitación que ganamos el año pasado, firmamos con ellos una asociación de cinco años para desarrollar conjuntamente bicicletas de la marca Mini”, explica el fundador de Meetic. Entendemos el interés de Angell en este asunto. La asociación con Mini le dará una credibilidad real y esencial en un momento en el que las ventas de VAE están flaqueando.

Aunque resulte menos obvio, el planteamiento de Mini sigue una verdadera lógica. “Mini, que encarna el coche urbano por excelencia, es consciente de que a veces el automóvil encuentra sus límites en las grandes ciudades. La bicicleta eléctrica es entonces la mejor solución”, opina Guillaume de Sazilly. De hecho, la marca, que vendió cerca de 293.000 coches en todo el mundo en 2022 y cuenta con una cuota de mercado del 6% en Europa en modelos premium, quiere consolidar su imagen de especialista en movilidad urbana. No busca un gran volumen de negocios adicional, sino fortalecer su posicionamiento de marketing.

Además, los VAE de la marca completarán un sistema que va en esta dirección: en Nueva York, Mini es socio de Urban X, una aceleradora de startups que pretende reinventar la ciudad. En Francia apoya a Faire Paris, que desarrolla proyectos para hacer más agradables las grandes ciudades.

“Mini tiene razón al no convertirlo en un asunto comercial porque con más de 500 marcas, el nicho de las bicicletas eléctricas está muy concurrido. Además, muchos fabricantes de automóviles de alta gama o de lujo (Bugatti, Porsche, Alpine, Mercedes, etc.) comercializan VAE bajo su marca a precios elevados. Y vemos muy pocos de ellos en la calle”, argumenta un experto en ciclismo.

Esto no impide que Mini se tome muy en serio el tema. En los próximos años sacarán minimotos en grandes series, alejándose del diseño de Angell. Para vender sus máquinas utilizarán varios canales de distribución (concesionarios Mini voluntarios, venta directa a través de una web propia de la marca Mini, etc.). El servicio postventa (After-sales Service) lo prestará Angell con una red de reparadores multimarca o “guardianes voladores” que repararán la máquina en los domicilios de sus propietarios en la región. Y el centro de mantenimiento Angell, situado en la región parisina, se hará cargo de los casos más difíciles. Nos vemos dentro de unos años para ver si la prueba se ha transformado.