“Lo digo como lo pienso, se necesita mucho talento para convertirse en un influencer”, cantó Bruno Le Maire desde su escritorio en Bercy. El viernes, el Ministro de Economía hizo un acto de malabarismo al desvelar sus propuestas en torno al sector del marketing de influencia. El objetivo del miembro de la ejecutiva era doble: erigirse en protector de los consumidores franceses firmando el fin del Lejano Oeste de los influencers, pero sin alejar a estas personalidades con el poderoso poder de influencia sobre las generaciones más jóvenes. En plena tormenta en torno a la reforma de las pensiones, la política del presidente Emmanuel Macron ha sido criticada abiertamente en los últimos días por famosos influencers. “Qué vergüenza”, escribió Léna Situations, por ejemplo, a sus 4 millones de suscriptores en Instagram, después de que la primera ministra Élisabeth Borne apelara al 49,3. Cuando el youtubeur Inoxtag (6 millones de suscriptores) prometió repartir las bolsas de premios para ayudar a los huelguistas. Posturas insólitas para estas estrellas de las redes sociales, que suelen afirmar ser apolíticas. Y en general lejos de los debates que sacuden las bancas del Hemiciclo… “Los influencers son libres de expresar su oposición en todos los debates públicos”, deslizó Bruno Le Maire el viernes.
En plena campaña presidencial, Emmanuel Macron había extendido la alfombra roja a la papa de las influencers Magali Berdah (jefe de la agencia Shauna Events), concediéndole una entrevista privada para su canal de YouTube. Esperaba en ese momento poder convencer a los votantes más jóvenes de acudir a las urnas a votar. Unos meses más tarde, irónicamente, fue esta misma Magali Berdah quien se encontró en el centro de un conflicto muy publicitado con el rapero Booba. Esta polémica y la lucha de varios colectivos volvió a poner de manifiesto los excesos de ciertos influencers: entre estafas financieras, promociones falsificadas, sitios de «dropshipping», anuncios disfrazados o paquetes nunca entregados… A finales de enero, una acción colectiva Incluso se han iniciado acciones legales por decenas de personas que creen haber sido estafadas al invertir en productos financieros promocionados por la pareja Marc y Nadé Blata, exiliados en Dubái.
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Las miles de víctimas identificadas en todo el país han empujado así al ejecutivo a actuar. Ayer, tras cuatro meses de trabajo con agencias de influencers, gigantes tecnológicos (YouTube, Meta, TikTok, Snapchat), Control de Fraudes (DGCCRF), la Autoridad de Mercados Financieros (AMF) o la Autoridad de Regulación Profesional de la Publicidad (ARPP), así como una consulta pública de 20.000 ciudadanos, Bercy finalmente ha presentado su panoplia de medidas. En primer lugar, el ejecutivo ha promulgado la creación por ley de una definición legal de la profesión de influencer y sus agentes. A esto se suma la obligación sistemática de un contrato escrito entre marcas, agencias e influencers en formato libre. Como en muchos países, este sector ha sufrido en Francia la inseguridad jurídica, reduciendo la responsabilidad de los influencers por el contenido que publican.
Al igual que la normativa vigente en los medios de comunicación tradicionales, la promoción de determinados productos y servicios (tabaco, alcohol, actos sanitarios, productos financieros, juegos de azar, etc.) pasará a estar estrictamente regulada. Y deben aparecer los avisos legales. La promoción de criptoactivos solo se autorizará previa inscripción en la AMF. Por su parte, la promoción de la cirugía estética debería estar terminantemente prohibida. Además, “para evitar efectos psicológicos destructivos” en la audiencia, los influencers ahora tendrán que mencionar cuando su contenido comercial haya sido retocado a través de un filtro.
Otro pilar importante de la regulación, Bercy está abordando la protección de los influenciadores menores de edad. Para los menores de 16 años, será necesario obtener la aprobación de los servicios del Estado y el 90% de las cantidades recaudadas por influencia comercial deberán ser cofirmadas hasta que alcancen la mayoría de edad. Por su parte, los gigantes tecnológicos también tendrán que jugar el juego estableciendo un canal de información especial. Y ahora se puede comprometer su responsabilidad en caso de contenido problemático, en línea con la regulación europea de la Ley de Servicios Digitales (DSA). También se creará una “brigada de influencia comercial” dentro de la DGCCRF. Los influencers que hayan sido denunciados correrán el riesgo de que se les prohíba la actividad de influencers, con el cierre de su cuenta de redes sociales.
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En cuanto al tema candente de los influencers que trabajan desde el extranjero, el marco fiscal permanecerá sin cambios. Sin embargo, estarán obligados a contratar una póliza de seguro de responsabilidad civil en Francia. Esto permitirá que futuras víctimas potenciales de estafas sean compensadas más rápidamente en caso de abuso. «Será la primera vez en Europa que se establezca un marco completo para la regulación de los influencers», dio la bienvenida Bruno Le Maire.
El texto de la ley en torno a la regulación de este sector, llevado por los diputados Stéphane Vojetta (Renacentista) y Arthur Delaporte (socialista), será examinado en la Asamblea Nacional la próxima semana. “Este reglamento está para apoyar y defender a los influencers, y desde luego no para estigmatizarlos”, insistió la ministra. El ejecutivo está ansioso por no frenar el crecimiento de un sector anclado en la vida cotidiana de millones de franceses, y que se ha convertido en un componente importante de la nueva economía. “Es el creador de muchos trabajos y promueve la difusión de la cultura francesa”, concluyó Bruno Le Maire. En nuestro país, 150.000 ciudadanos son considerados influencers. El peso económico del sector se estima en mil millones de euros, según la Unión de Influencers y Creadores de Contenidos (UMICC). A nivel mundial, se espera que el mercado cruce la marca de $ 20 mil millones este año.