Dinero dormido en las arcas de la Agencia Espacial Europea (ESA). E incluso mucho dinero. Según nuestras informaciones, la tesorería de la ESA alcanzó cerca de 4 mil millones de euros a finales de 2023. Una suma considerable que representa los anticipos pagados por los Estados miembros para financiar programas y que no han sido utilizados. ¿La razón? La regla del retorno geográfico. Estipula que cada país recibe una carga de trabajo alineada con la financiación de un programa. Y, según buenas fuentes, prohíbe cualquier transferencia de dinero de un programa excedente a un proyecto insuficientemente financiado…

Sin embargo, de este dinero latente, la parte correspondiente a Francia representaba 700 millones a finales de 2023. Suficiente para molestar (el término es débil) a los países contribuyentes endeudados que buscan ahorrar. Es el caso de Francia, que acaba de lanzar un plan de ahorro de 10.000 millones de aquí a 2024. El CNES (la agencia espacial francesa) debe aportar 192 millones (de un presupuesto de 3.029 millones en 2024). Dada la situación de superávit de Francia en el presupuesto de la ESA, «estamos considerando reducir nuestra contribución, lo que debería aportar la mayor parte del ahorro que se nos pide», anuncia Philippe Baptiste, presidente del CNES, que gestiona los créditos destinados a la ESA.

El Cnes debería pagar “sólo” 990 millones en lugar de los 1.100 millones previstos en 2024. También prevé reducir sus gastos internos, en unos 10 millones, este año. El saldo restante procederá de la reserva preventiva que se cancelará ahora y no a finales de año. Al activar estas tres palancas, el Cnes preserva los presupuestos previstos para los programas civiles y militares nacionales.