Aplauso final para el Salón Aeronáutico de París. Después de cuatro años de ausencia -la edición de 2021 se canceló debido a la crisis sanitaria-, la 54ª edición fue un éxito. Rompió todos los récords de asistencia, con unas 400.000 entradas según un primer recuento de Gifas, la patronal aeronáutica y organizadora de la feria: 210.000 para visitantes profesionales, y 170.000 para el público en general, este fin de semana. También se batió récord con 2.500 expositores de 46 países, incluidas 300 start-ups, es decir, un 50% más que durante la última edición, en 2019. En el aspecto comercial, este lo hizo mejor que el anterior, con más de 150 mil millones de dólares de contratos firmados (10 mil millones). Airbus dominó el espectáculo, ganando la tradicional batalla de pedidos al firmar un contrato en firme con la empresa india IndiGo por 500 aviones de la familia A320neo, por 55.000 millones de dólares.

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La descarbonización de la aviación fue uno de los hilos rojos de la manifestación. Esto ha permitido que nuevos jugadores, principalmente start-ups, “existan” junto a Airbus y Boeing. Estos jóvenes brotes han multiplicado los anuncios de pedidos anticipados y colaboraciones en torno a la movilidad aérea ecológica: taxis voladores, con demostraciones de vuelo del Volocity, de la start-up alemana Volocopter, pequeños aviones híbridos y otros demostradores. Entre estos últimos, los franceses – VoltAero, Aura Aéro o Ascendance Flight Technologies en particular – se están posicionando como futuros líderes en la aviación libre de carbono en los mercados de lanzaderas entre las principales ciudades y aeropuertos, enlaces interregionales y misiones especializadas (evacuación médica, transporte urgente de mercancías).