El volumen no es muy grande, lo cual es lógico para una marca de automóviles símbolo de elitismo, refinamiento y excepción. Pero sigue siendo un récord: Rolls-Royce vendió 6.032 coches el año pasado. Se trata de 11 más que el año anterior, que ya fue el mejor año de la historia para la marca fundada en 1904.
Los coches con el espíritu del éxtasis encaramado en la parrilla son cada vez más numerosos que se matriculan, año tras año, considerando todo: sólo se vendieron 300 Rolls-Royce en 2003.
Chris Brownridge, director general nombrado a finales de año, celebró las “fuertes ventas en todas las regiones”. Los dos primeros mercados siguen siendo Norteamérica, seguida de China. El mercado de los coches de lujo es muy dinámico, lo que también beneficia a Ferrari, por ejemplo. Pero el éxito de Rolls-Royce también se explica por su fuerte imagen de marca y su dinamismo en la creación de nuevos modelos.
En el último trimestre de 2023, el fabricante entregó su primer Spectre, el primer vehículo 100% eléctrico de Rolls-Royce. «Es particularmente alentador ver el enorme interés y la demanda por Spectre, lo que refuerza la decisión de adoptar una estrategia audaz y totalmente eléctrica» para el futuro de los modelos del grupo, afirmó Chris Brownridge. Rolls-Royce pretende fabricar únicamente vehículos eléctricos para finales de 2030.
Rolls-Royce, filial de la alemana BMW desde 1998, reivindica con orgullo su herencia británica. Todos los modelos se ensamblan en el sitio histórico de Goodwood en Sussex. Y un estudio demostró que la contribución total de Rolls-Royce a la economía del Reino Unido ha sido de más de 4.000 millones de libras esterlinas (4.600 millones de euros) desde 2003.