¿Nos quedaremos sin socorristas este verano? Esta es la pregunta que se hacen los profesionales que advierten de una escasez en el sector. Según la Federación Francesa de Natación, faltan al menos 5.000 socorristas en todo el país.

“Ha existido durante años. En 1990, un informe del Consejo Económico y Social ya abordaba la escasez y la emergencia”, explica Axel Lamotte, socorrista y director de comunicación de la Federación Nacional de Socorristas, quien recuerda que “el baño provoca cerca de 10.000 muertes al año”, lo que hace es un problema de salud pública. Para frenar estas pérdidas, Pôle emploi y Afdas (un operador de habilidades) habían puesto en marcha un plan de formación para 5.000 socorristas, «pero no funcionó», continúa el profesional. La región de Île-de-France también acaba de lanzar un curso de formación totalmente apoyado financieramente para crear vocaciones. Para los profesionales, estos incentivos, incluso tentadores, no serán suficientes para resolver el problema. ¿Cómo explicar este problema latente de falta de personal dentro de la profesión? Le Figaro hace balance.

Para Claire Léger, socorrista y secretaria general del Sindicato Nacional Profesional de Socorristas (SNPMNS), el primer factor se refiere a las malas condiciones laborales acentuadas por una “degradación salarial”. Hoy, el “salario está cerca del salario mínimo”, especifica Axel Lamotte. Los profesionales también invocan la falta de consideración por las limitaciones de tiempo (domingos, festivos y tardes) que están peor pagados. «Cuando era joven, los fines de semana se pagaban el doble», dice el secretario general del sindicato.

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Para ellos, el salario no compensa suficientemente la importante responsabilidad que pesa sobre los hombros de los socorristas. Es a la vez “civil y penal”, recuerda Axel Lamotte. “Los socorristas se exponen a hasta 5 años de prisión y 75.000 euros de multa”, prosigue, y añade que el “miedo” a ver ocurrir un accidente está presente a diario en la profesión. “Cuando se equilibra la pasión, la responsabilidad, las dificultades y el salario, es difícil”, concluye Claire Léger.

La escasez también puede explicarse por otros factores más específicos. “Ha habido sucesivas reformas que han desdibujado los carnés para la formación”, recuerda el director de comunicación de la Federación Nacional de Socorristas. Claire Léger también menciona ciertos problemas de salud propios de la profesión: “Tengo enfermedades respiratorias desde hace dos o tres años todos los inviernos, cuando solo tengo 32 años, estoy al borde de la incapacidad profesional”. En cuestión, según ella, los problemas de ventilación en las piscinas y derivados del cloro a los que están expuestos los socorristas que pasan más de 35 horas a la semana al borde de los estanques.

Entonces, ¿cuáles son las soluciones? “Aumento de salario y consideración”, rebanada Claire Léger. “Existe una correlación peligrosa entre esta escasez y el aumento de los ahogamientos en verano”, continúa, citando el informe de Public Health France de 2018. En ese momento, la organización había contabilizado 1.649 ahogamientos accidentales, recordando que era “el primera causa de muerte por accidente en la vida cotidiana entre las personas menores de 25 años».

Ante este peligro, el Ministerio de Deportes también ha decidido permitir que las personas con Certificado Nacional de Salvamento y Seguridad Acuática (BNSSA), que asisten a los socorristas en horario normal, puedan trabajar de forma autónoma. Pero para Claire Léger, esta medida es peligrosa: “Son jóvenes de 18 años que se tiran al borde de las piscinas y que no han aprendido a mirar”.

El profesional también teme que esta solución solo solucione el problema de las playas en pleno verano. “Los BNSSA son jóvenes estudiantes que quieren ganar dinero en verano, entonces trabajan dos o tres meses y en las playas, en el medio natural”. Las piscinas quedan así en el punto ciego de esta medida.