Revista Le Figaro

Agua, limón y unas gotas de miel. Así empieza cada día Oscar Temaru, de 78 años. Así lo confió ante las cámaras de Polynésie La Première que lo entrevistó a pocos días de las elecciones territoriales que acaba de ganar. «Es mejor que Coca-Cola», precisó aquel cuyo partido acumula el 44,29% de los votos frente a otras dos listas autonomistas. Una victoria aplastante, en particular en detrimento del presidente saliente, Édouard Fritch, apoyado por Emmanuel Macron, que solo obtuvo el 38,5 % de los votos.

Los hábitos alimentarios humanos no son un detalle: la autonomía alimentaria está en el corazón del programa del expresidente y alcalde de Faa’a que lucha por la independencia de Polinesia desde que entró en escena política en 1977. Una independencia deseada por los ONU durante casi diez años: la organización había adoptado una resolución inscribiéndola en la lista de territorios a descolonizar, lo que desató la furia del Quai d’Orsay. Una decisión que Oscar Temaru nunca deja de recordar a los periodistas, adoptando una línea aún más dura que la de Gaston Flosse, el «Viejo León» y antiguo protegido de Jacques Chirac. «Ah no, no sé lo que quiere», comentó Temaru sobre el debate en torno al estado del estado asociado deseado por Flosse desde 2021.

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Esta victoria, con la inminente llegada a la presidencia del diputado independentista (y yerno de Temaru) Moetai Brotherson a mediados de mayo, ¿realmente es un buen augurio para la realización del sueño de la independencia? No estoy seguro. Aunque signifique para París la apertura de un nuevo frente, dos años después de Nueva Caledonia, contra los que quieren la separación de Francia, el peligro no es inmediato. Esta victoria les otorga en particular la gestión de la Asamblea local que permitiría iniciar una negociación sobre dicho proceso de descolonización deseado por Temaru. Pero Brotherson (quien está afiliado a NUPES) ya descartó la posibilidad de una acción rápida en ese sentido. Adopta sobre el tema un discurso mucho más moderado que el de Temaru y no ve la celebración de un referéndum hasta dentro de diez años.

Para Emmanuel Macron, el problema de esta victoria está en otra parte. Como revelan nuestros compañeros de Le Figaro, el peligro inmediato no es la independencia de Polinesia, sino sus planes de desarrollo económico y militar para el Indo-Pacífico, que le preocupa ver frustrados. Planes que, desde la Isla Reunión hasta las Islas Marquesas, actuarían como diques contra la ofensiva china en una región altamente estratégica en términos alimentarios, energéticos y de seguridad. Cuestiones que obligarán al Elíseo a tocar de concierto con los nuevos rostros del gobierno polinesio. Tan pronto como se dieron a conocer los resultados, Gérald Darmanin también felicitó a Oscar Temaru por su victoria: «Los polinesios votaron por el cambio», comentó el Ministro del Interior y Ultramar en Twitter. “El gobierno toma nota de esta elección democrática. Trabajaremos con la mayoría recién electa con compromiso y rigor para seguir mejorando la vida cotidiana de nuestros conciudadanos”. Queda por ver si la nueva generación cumplirá el sueño del último metua (guía, en tahitiano) como Oscar Temaru.