Operación caracol en el centro de París. Deplorando su exclusión de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París 2024 y oponiéndose visceralmente al aumento de su numerus clausus, los conductores de VTC decidieron este jueves golpear la mesa con los puños para demostrar su descontento. A partir de las 13 horas, tenían previsto invadir, no la circunvalación como el pasado 14 de diciembre, sino el hipercentro parisino, especialmente concurrido. Suficiente para simbolizar su descontento por haber sido excluidos del “carril olímpico” de la circunvalación, este carril izquierdo reservado a los atletas, figuras acreditadas y taxis durante los Juegos Olímpicos de 2024, pero del que quedarán excluidos los VTC. Un eje que deberá quedar como legado después de los Juegos, como espera la alcaldesa de París, Anne Hidalgo.
Opciones que no agradan a las principales organizaciones que representan a los conductores de VTC, que se sienten marginadas y lamentan no haber participado en los debates. “Esto reaviva la animosidad que había entre los taxis y los VTC”, lamenta Arnaud Desmit, secretario general de la Asociación de VTC de Francia (AVF), que fue el origen de esta manifestación. “Por lo que vemos, no se trata de permitir que los VTC participen en el evento, no estamos presentes ni en los folletos ni en los anuncios, pero no entiendo cómo pueden prescindir de nosotros durante los Juegos Olímpicos”, subraya. , explicando que tenía la sensación “de estar excluido de mi casa”.
En un comunicado publicado en Exigimos un justo numerus clausus”, “el fin de la exclusión de las VTC de los Juegos Olímpicos” o incluso “el apoyo a la directiva europea para los trabajadores de plataformas”. Desde hace varias semanas, el INV deplora “el deterioro sin precedentes de sus condiciones de trabajo”.
“Los VTC, aplastados por deudas insuperables, se encuentran atrapados en varios frentes, incluida la exclusión de las zonas de tráfico limitado y de las sedes olímpicas”, podíamos leer ya a mediados de diciembre. Una situación agravada, según representantes de la profesión, “por la llegada de más de 60.000 nuevos conductores, a menudo a tiempo parcial, y la proliferación de redes mafiosas que explotan fraudulentamente la profesión de conductor”.
Ante esta situación, piden en particular «la disolución de la ARPE (Autoridad de Relaciones Sociales de las Plataformas de Empleo)», cuyas actuaciones, según ellos, favorecen «las plataformas en detrimento de los trabajadores». También quieren advertir a la opinión pública de su voluntad de «intensificar» sus «golpes a escala nacional», «decididos a denunciar nuestra exclusión de los Juegos Olímpicos», que califican de «juegos de la vergüenza», así como «los numerosos escándalos que los manchan”.