Llevar el “al mismo tiempo” a un nivel global. Éste parece ser el deseo de Emmanuel Macron, que desea «acelerar al mismo tiempo la transición ecológica y la lucha contra la pobreza», detallando los «siete pilares» de su «doctrina» en un foro en el diario Le Monde publicó el viernes. El Jefe de Estado abogó una vez más por «crear las condiciones para un shock financiero» que ayude a los países emergentes a aplicar políticas «políticas presupuestarias y monetarias poco ortodoxas».
También exige reformar la gobernanza del sistema de Bretton Woods –acuerdos que redefinieron las reglas de las finanzas globales en 1944– “comenzando con el Banco Mundial y el FMI”. “Ochenta años después de su creación, esta arquitectura financiera es insuficiente en comparación con el tamaño de la economía y la población mundial”, explica Emmanuel Macron. Y añadir que también está “en gran medida fragmentado, porque no hemos abierto la puerta a los países emergentes y en desarrollo en la gobernanza” dentro de estas instituciones.
«Necesitamos movilizar, más allá de la financiación pública, nuevos mecanismos de seguro privado frente al riesgo climático», cree, anunciando para el primer semestre de 2024 «un primer paquete de adaptación al cambio climático y a las pérdidas y daños» en Bangladesh de un mil millones de euros invertidos por la Agencia Francesa de Desarrollo.
Francia y Kazajstán también organizarán “en septiembre de 2024” una “cumbre One Planet al margen de la próxima Asamblea General de las Naciones Unidas” sobre el tema específico del acceso al agua y sus “mecanismos de gobernanza a escala global”, afirma. Dos días antes de su tradicional saludo a los franceses, el Jefe de Estado vuelve a dar un paso al costado con la esperanza de poner fin a la polémica y a la crisis política nacida de su ley sobre inmigración, insistiendo en la de su favorito. Temas: la implementación del acuerdo climático de París.
Un objetivo «no negociable», recuerda en su columna, «los países más avanzados, que son también los que más CO2 han emitido desde la revolución industrial, deben abandonar los combustibles fósiles». Pide ayudar a los países emergentes en su transición, «acelerando la financiación de las energías renovables pero también de la energía nuclear, cuyo papel es clave».
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En cuanto a la preservación de la biodiversidad, en junio de 2025 se celebrará en Niza la tercera conferencia de las Naciones Unidas sobre el océano, una iniciativa conjunta de Francia y Costa Rica. Elemento más reciente de su “doctrina”: financiar la preservación de los bosques en el extranjero. Emmanuel Macron anunció en la COP28 tres asociaciones, por un importe total de más de 200 millones de euros, para proteger los bosques tropicales de Papúa Nueva Guinea, Congo-Brazzaville y la República Democrática del Congo, que almacenan CO2. Estos acuerdos mencionan “créditos de carbono y biodiversidad”, sin detalles, mientras que los beneficios sociales y ambientales de estas herramientas se cuestionan periódicamente.
En su columna, el presidente pide “una reforma profunda del mercado voluntario de intercambio de créditos de carbono” que actualmente permite a las empresas compensar sus emisiones para alcanzar sus objetivos de neutralidad. También pide la creación de una “Bolsa Internacional de Carbono y Biodiversidad” con “criterios suficientemente ambiciosos para evitar el lavado verde”, en la que los “actores públicos” podrían participar del mismo modo que las empresas. Sin embargo, la COP28 no logró crear un mecanismo internacional supervisado por la ONU, previsto en el acuerdo de París, para regular los créditos de carbono. El camino aún es largo…