“En Tinder, una treintena de mujeres interactuaron con la inteligencia artificial cuando creían que estaban charlando conmigo”. Anis Ayari es ingeniera en inteligencia artificial y YouTuber. En su canal Defend Intelligence, descifra las tendencias vinculadas a las nuevas tecnologías. La última prueba para el camarógrafo: saber si “sí o no”, una inteligencia artificial como ChatGPT –el ya famoso robot conversacional de OpenAI– puede coquetear de forma creíble en una aplicación de citas como Tinder. Una función que aún no existe en la mayoría de estos sitios.
Para realizar este experimento, el ingeniero programó la mensajería de su perfil de Tinder para que esté conectado a ChatGPT y que sea él quien charle con las mujeres de la aplicación. “No lo dejé charlar por más de 24 horas con los usuarios en cuestión. Pasado este tiempo, les advertí que habían hablado con una IA”, explica Anis Ayari. “Entonces les pregunté si lo habían notado. De los diez que accedieron a contestarme, ninguno se había dado cuenta”, subraya el camarógrafo. En total, hay casi treinta chicas con las que ChatGPT chateó a través de la cuenta de Anis Ayari. “Según lo que observé, el chatbot se basó en los elementos que había puesto en mi biografía para iniciar la conversación”, explica el ingeniero.
Este vídeo, que puede parecer inusual, interesa a muchos internautas. Según un estudio publicado el pasado mes de abril por la marca de ciberseguridad Norton y realizado online, el 64% de los entusiastas de las citas online están dispuestos a utilizar la IA. La mayoría de los encuestados utilizan estas aplicaciones una media de seis horas a la semana y pueden gastar alrededor de 300 dólares al mes en ellas. Dada esta inversión, el 71% de ellos está a favor de que una IA se encargue de escribirles mensajes coquetos o iniciar conversaciones, el 70% que mejore su perfil y el 64% sus fotos.
Para el ingeniero, este tipo de inteligencia artificial, de uso limitado, podría ser “simplemente una ayuda al usuario”. «De hecho, iniciar una conversación en una aplicación de citas es, en última instancia, una tarea repetitiva, ya que para cada nuevo «match», el usuario debe presentarse nuevamente».
Un análisis compartido por Anne Cordier, docente-investigadora en ciencias de la información y la comunicación. «Estos usuarios ven la IA como una muleta que puede tener dificultades para conectarse virtualmente con otros». Una tecnología que, por tanto, podría atraer a jóvenes de entre 20 y 30 años, molestos por tareas repetitivas como tener que presentarse decenas de veces sin tener necesariamente una respuesta. Esto es lo que llamamos “fatiga de las citas”, como señala la socióloga Christine Detrez, autora del libro Crush.
Una observación compartida por las propias aplicaciones de citas. Como la fundadora y ex jefa de la aplicación de citas Bumble, Whitney Wolfe Herd, que imagina un futuro en el que la IA serviría como un “conserje de citas” para los usuarios de estos sitios.
Los humanos ya no tendrían que devanarse los sesos para descubrir aplicaciones y potencialmente decepcionarse, los avatares equipados con IA se encargarían de ello. Comenzarían juntos a través de la aplicación antes de avisar a los usuarios si una reunión realmente pudiera resultar interesante. “No tendrás que hablar con 600 personas. Este conserje podría escanear todo San Francisco por ti y decirte ‘aquí están las 3 personas que realmente deberías conocer’”, detalló la empresaria. El objetivo es que los usuarios pasen más rápidamente de lo virtual a lo auténtico.
Una perspectiva que, sin embargo, plantea muchas cuestiones éticas. “Si bien queremos luchar contra la estandarización de las reuniones a través de aplicaciones, con estos dispositivos avanzamos hacia una estandarización total del amor”, señala Anne Cordier. “Ya no hay espacio real para la personalidad ni para el descubrimiento y, en verdad, posponemos constantemente el gran salto hacia lo desconocido”, concluye el investigador.