El Gobierno sufrió un revés durante la noche del viernes al sábado por un artículo cuestionado de su proyecto de ley agrícola, que pretende crear «grupos de inversión en tierras agrícolas» (GFAI), para, según él, eliminar los obstáculos a la instalación de nuevos agricultores. Según el ejecutivo, estos grupos deben permitir recaudar dinero de inversores públicos o privados para comprar tierras y alquilarlas a nuevos agricultores, liberándolos así de la necesidad de financiar la compra. «En los próximos cinco a diez años, un gran número de superficies agrícolas quedarán libres y cambiarán de propietario», insistió el ministro de Agricultura, Marc Fesneau, argumentando que cada vez más tierras abandonan el círculo familiar y que los recién llegados. se enfrentaron a dificultades para financiar la compra de terrenos.
El relator general Éric Girardin (Renacimiento) pidió la creación de una herramienta para “captar ahorros y permitir a este grupo comprar tierras y alquilarlas a nuevos colonos”. Ante los temores expresados por toda la oposición y por algunos cargos electos macronistas, había previsto presentar una nueva redacción del artículo para integrar más salvaguardias, en particular un período de diez años antes de que el grupo pueda revender las tierras, para limitar los fenómenos de especulación. Pero los diputados aprobaron las enmiendas de supresión por 24 votos contra 16.
«La prioridad para la tierra sería reparar la desregulación», declaró el diputado socialista Dominique Potier, cuando la Insoumise Aurélie Trouvé criticó un «artículo sinvergüenza» que «pretende acabar con la agricultura familiar en favor de la agricultura capitalista». «Los franceses no entenderán que actores privados, a veces extranjeros, inviertan en tierras agrícolas con el único objetivo de obtener rentabilidad», añadió la ambientalista Lisa Belluco. “Vamos a convertir a los agricultores en arrendatarios de por vida de una herramienta de producción que ya no poseerán”, juzgó el diputado RN Grégoire de Fournas.
Francis Dubois (LR) y Charles de Courson (Liot) expresaron su temor a un “aumento del coste de las tierras agrícolas”. «No hay ninguna intención del gobierno de liberalizar la tierra», respondió el ministro, subrayando que «el aumento (del precio de) la tierra ya existe». Se podría proponer una nueva reescritura del artículo para el paso del texto en el hemiciclo, previsto a partir del 14 de mayo.