Aún no ha transportado pasajeros, pero ya está recibiendo mucha atención. El TGV M, quinta generación de trenes de alta velocidad diseñados por Alstom para la SNCF, atravesará Francia a partir de 2025, comenzando por la ruta París-Lyon-Marsella. Encargado en 115 ejemplares (100 para la red nacional y 15 para el extranjero), incluirá numerosas innovaciones tecnológicas destacadas en el documental TGV M: el techno del nuevo buque insignia de la SNCF, emitido este martes 12 de diciembre a las 21:10 horas. en RMC Découverte y que Le Figaro anticipó.

Climatización adaptada al calentamiento global, mayor comodidad de los asientos, modularidad de trenes y coches… Cinco cosas que debes saber sobre estos trenes que pronto te harán viajar hasta 320 km/h.

Si los viajeros pueden quejarse de que hacen demasiado calor durante los viajes de verano, es en parte porque los TGV actuales no han sido diseñados para soportar olas de calor. Cuando se puso en servicio en 1981, el aire acondicionado estaba dimensionado para temperaturas de 40°. Sin embargo, este máximo se supera a menudo durante episodios de calor extremo, que probablemente aumenten bajo el efecto del cambio climático. Suficiente para empujar a la SNCF a diseñar un nuevo sistema de climatización en el TGV M, que funcionará hasta 2070. De este modo, las instalaciones serán más eficientes, consumirán menos energía y ocuparán menos espacio.

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La “M” en TGV M significa modular. Si los trenes normalmente constan de ocho vagones, será posible quitar o añadir uno para adaptarse a la demanda y a la tasa de ocupación real. Una forma de limitar los asientos vacíos o, por el contrario, los trenes llenos. Asimismo, será posible convertir un coche de segunda clase en primera (y viceversa) para maximizar la capacidad durante los periodos de mayor actividad. El interior se puede reconfigurar y los asientos se pueden sustituir por espacio adicional para equipaje o bicicletas. El TGV M podrá acoger un máximo de 740 pasajeros (en configuración Ouigo), frente a los 634 actuales del TGV Dúplex de dos niveles, lo que supone una ganancia del 20%. En una unidad doble (dos trenes unidos entre sí), podrán transportar a cerca de 1.500 personas, el equivalente a casi ocho Boeing 737.

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Esta es una de las quejas de un gran número de viajeros: cuanto más se modernizan los trenes, menos cómodos se vuelven los asientos. ¡Suficiente para perderse la suavidad de los viejos trenes Corail! Esta caída del confort se explica en parte por las normas europeas cada vez más estrictas en términos de seguridad (contra riesgos de incendio y daños) y de ahorro energético (asientos más ligeros significan menos masa para transportar). La SNCF promete asientos con “efecto hamaca”, capaces de “adaptarse a todo tipo de cuerpos”. Azules en 2ª clase y rojos en 1ª y ofreciendo cinco centímetros más para las piernas, “los nuevos asientos TGV inOui están equipados con una espuma innovadora, especialmente seleccionada para proporcionar más suavidad y un mejor hundimiento, que consigue reproducir el efecto de los muelles que Instaló los primeros asientos del TGV”, describe la empresa.

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Cientos de viajeros varados en plena carretera, sin luz ni aire acondicionado. SNCF quiere evitar este escenario gracias a otra innovación del TGV M, una batería que los ingenieros de Alstom apodan “injerto”. En caso de un corte de energía, el tren podrá recorrer varias decenas de kilómetros a velocidad reducida (unos 50 km/h) para llegar a la estación o ruta de emergencia más cercana. Esta batería también podrá alimentar durante varias horas los elementos necesarios para el confort de los pasajeros, como iluminación, aseos y aire acondicionado.

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Como parte de las fases de prueba, cuatro trenes recorrerán un total de un millón de kilómetros (el equivalente a dos veces y media el viaje de ida y vuelta entre la Tierra y la Luna), condición sine qua non para que el TGV M sea aprobado y autorizado para transportar pasajeros. Las pruebas comenzaron en diciembre de 2022 en el circuito cerrado de Vélim, en la República Checa. Continuaron en un taller en Viena, Austria, donde estos remos se sometieron a “pruebas de resistencia climática” durante las cuales enfrentaron temperaturas extremas (de -20°C a 40°C) y simulaciones de vientos violentos. Objetivo: verificar que estas condiciones no afecten su correcto funcionamiento. Desde hace varios meses, estos trenes cruzan la red francesa junto con otros trenes de pasajeros para ser probados en condiciones reales de tráfico. Así que no te sorprendas si te los topas por casualidad en tu próximo viaje.

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