El viaje de una bailarina estrella no es el más relajante. Una disciplina de exigencia y esfuerzo, la danza es un entrenamiento difícil. Dorothée Gilbert, estrella del ballet de la Ópera de París, habló extensamente con Thibaut Gauthier en “Le Figaro la nuit”, el espectáculo itinerante de Le Figaro.

¿Es la formación en danza clásica un desafío? ¿Se maltrata a los aprendices de bailarines? “No es maltrato tal como lo entendemos. Sin embargo, maltratamos nuestros cuerpos. La danza clásica no es natural. Para conseguir las características físicas de los bailarines clásicos hay que esforzarse. Tienes que lastimarte un poco. No es sadomasoquismo”, explica.

“Los profesores de danza ya no son como antes”, explica Dorothée Gilbert. En mi época, había profesores que tiraban taburetes en el aula, que cogían alfileres para pincharnos el trasero cuando estábamos fuera. (…) La forma de enseñar ha cambiado. El acoso no existía en ese momento”.

“Puedes ser exigente siendo profesor y conseguir tus objetivos sin ser tiránico”, concluye. No basta con gritarles para que los niños avancen”.