Participantes de 21 países participaron el miércoles 22 de noviembre en la primera Copa del Mundo de “Spogomi”, una búsqueda de residuos deportivos. Con guantes, pinzas de metal y bolsas de basura, caminaron por un barrio de Tokio en busca de colillas de cigarrillos, papel engrasado y otros envases.

Compuesto por tres personas, cada equipo nacional cubrió un área de recolección de aproximadamente 5 kilómetros cuadrados en el distrito de Shibuya. En Spogomi – contracción de las palabras japonesas deporte y desperdicio – está prohibido correr, saquear los contenedores de basura existentes o seguir a otros equipos: cada trío fue escoltado por un árbitro responsable de garantizar el cumplimiento de las reglas.

Durante las sesiones de la mañana y de la tarde, los participantes tuvieron 45 minutos de recogida en la calle y luego 20 minutos adicionales para clasificar sus residuos en diferentes categorías. Porque los puntos se conceden en función del volumen recogido, pero también en función del tipo de residuo: los residuos pequeños, como las colillas, aportan más que otros.

Detrás de esta divertida competición, un japonés de 46 años, Kenichi Mamitsuka, el inventor japonés de Spogomi, quien explica que se le ocurrió la idea mientras hacía jogging matutino: se dio cuenta de que podía realizar una actividad divertida estableciendo objetivos y organizó la primera competición de este tipo hace 15 años en Japón.

Este primer Mundial es «un sueño hecho realidad», afirmó a la AFP, afirmando incluso que este nuevo deporte puede adquirir una dimensión aún mayor. «Si se crean asociaciones nacionales de Spogomi, podría convertirse en un deporte de demostración» en los Juegos Olímpicos, exclama ante algunos de los aproximadamente 550 kilos de residuos recogidos el miércoles por los participantes del Mundial.

Al final, fue el equipo británico el que ganó el oro en Tokio, recogiendo 83 kilos de residuos, por delante de Japón e Italia. Francia acabó al pie del podio.