Pyongyang condenó, el viernes 13 de septiembre, la visita a un puerto surcoreano del portaaviones USS Ronald Reagan, considerando que Washington había llegado así a la «etapa más avanzada» de su plan de guerra nuclear, informó la agencia oficial KCNA. El portaaviones estadounidense de propulsión nuclear llegó al puerto sureño de Busan después de que Corea del Sur y Japón realizaran dos días de ejercicios navales conjuntos a principios de esta semana.
La agencia estatal de Corea del Norte calificó los ejercicios, que simularon la interceptación de barcos norcoreanos utilizados para el contrabando de mercancías, como «una flagrante provocación militar». «El plan estadounidense para un ataque nuclear contra la RPDC (República Popular Democrática de Corea, nota del editor) y su implementación han llegado a la etapa más avanzada», comentó KCNA. «El resultado para la Península de Corea es absolutamente claro».
Estas últimas maniobras navales entre Japón y Corea del Sur se producen tras los ejercicios conjuntos entre Washington y Seúl realizados durante 11 días en agosto. Pyongyang había descrito estos ejercicios militares anuales como “histeria de confrontación”.
El Estado Mayor Conjunto (JCS) de Corea del Sur anunció que se llevarían a cabo más entrenamientos la próxima semana. Corea del Norte ha realizado un número récord de pruebas de armas este año a pesar de las sanciones internacionales. También incluyó su condición de potencia nuclear en su Constitución el mes pasado.
Pyongyang se comprometió a principios de octubre a poner en órbita un satélite espía, tras fracasar en su segundo intento en agosto. Corea del Sur se ha acercado recientemente a Japón, después de que sus relaciones se hayan visto lastradas durante mucho tiempo por viejas disputas heredadas del período en que la península de Corea del Sur estaba bajo dominio colonial japonés.
En agosto, en una cumbre celebrada en Camp David, cerca de Washington, los líderes japonés y surcoreano se reunieron junto a Joe Biden. El presidente surcoreano, Yoon Suk Yeol, estimó entonces que la reunión abrió un “nuevo capítulo” en las relaciones entre los tres países. El líder norcoreano, Kim Jong-un, por su parte, calificó esta alianza como “la peor amenaza actual”.