El Ministro de Industria, Roland Lescure, no pierde los estribos. La perspectiva de una posible venta por parte de Servier del gigante francés de los medicamentos genéricos Biogaran a un grupo extranjero todavía le «irrita». “No se vende una empresa así”, dijo en el plató de Sud Radio la mañana de este viernes.
Como recordó el Ministro Delegado, Biogaran es un gigante francés de los medicamentos genéricos, tratamientos que han pasado a ser de dominio público y cuya fabricación no está reservada al titular de la patente. «Uno de cada tres genéricos vendidos en farmacias» se comercializa con la etiqueta Biogaran, recordó Roland Lescure. Si el laboratorio no fabrica sus propios medicamentos, subcontrata “unas cuarenta empresas francesas”, que emplean a más de 8.000 empleados… De ahí la onda expansiva provocada por el anuncio de una posible venta a un comprador extranjero.
El propietario de Biogaran, el grupo Servier, puso la empresa a la venta hace varios meses y al menos dos compradores indios ya están en liza. Interrogado el jueves por la AFP, Servier aseguró que «no se había tomado ninguna decisión», al tiempo que recordó su atención a «maximizar el potencial» de sus actividades.
Al día siguiente del anuncio, Roland Lescure se mostró muy firme. “Le dije claramente al laboratorio Servier que no quería que vendieran Biogaran”, declaró en RMC. Desde entonces, el ministro delegado Bruno Le Maire parece haber puesto un poco de agua en su vino. “Podemos tener inversores internacionales que inviertan en Francia, pero es importante que esto venga con condiciones: entregar en Francia y producir en Francia. Vamos a poner condiciones drásticas para esta venta, para que los compradores sigan entregando a Francia y produciendo en Francia”, declaró este viernes por la mañana.
El 19 de abril, el Sr. Industry del ejecutivo dijo que estaba “listo para recibir compradores potenciales” para discutir las condiciones de esta posible transacción. Este viernes, Roland Lescure indicó que los principales interesados aún no han dado seguimiento a su propuesta de canje. Si las discusiones empeoraran, el ministro no descarta actuar «drásticamente», recurriendo, si fuera necesario, a su bromista: el IEF. Esta arma procesal, cuyos mecanismos ha detallado Le Figaro, podría imponer «condiciones necesarias y proporcionadas» en el contexto de la transacción.