El tribunal de comercio de París examina el miércoles las solicitudes de liquidación judicial del holding y de tres sociedades del grupo Indexia, durante una audiencia crucial para el futuro del corredor de seguros rodeada de procedimientos judiciales. Esta audiencia a puerta cerrada se celebra casi un mes después de la liquidación de la entidad histórica y de una de las principales filiales del grupo, SFAM, que se especializaba desde hacía quince años en seguros asociados a la compra de un teléfono o de un ordenador.
La deuda de SFAM con Urssaf Rhône-Alpes, que la había demandado ante el Tribunal de Comercio de París, ascendía a más de 14,3 millones de euros, según la sentencia dictada el 24 de abril. Tras esta decisión, la fiscalía de París presentó solicitudes de liquidación judicial de la sociedad matriz de SFAM, el grupo Indexia, y de otras tres empresas, Indexia Développement, Hubside y Hubside Recycle (creación de sitios web, venta y reacondicionamiento de dispositivos multimedia, Hubside). Tiendas de tiendas). Se espera que el tribunal tome sus decisiones a primera hora de esta tarde.
Las empresas objetivo forman parte del sinfín de empresas y filiales creadas por el empresario Sadri Fegaier, que se presenta como “un puro autodidacta” que se convirtió en “el multimillonario más joven de Francia”. Los reveses legales se han ido acumulando para él y su imperio desde una investigación inicial de represión del fraude, que terminó en 2019 con un acuerdo penal de 10 millones de euros aceptado por la SFAM.
Convertido en Indexia, el grupo fue objeto de nuevos informes de consumidores que denunciaban deducciones indebidas y de una segunda investigación por parte de la Dirección General de Competencia, Consumo y Control del Fraude (DGCCRF). Como resultado de las investigaciones, el director general de 44 años y seis de sus empresas fueron remitidos al Tribunal Penal de París. Aparecerán a partir del 23 de septiembre por prácticas comerciales engañosas relativas, en particular, a la rescisión de contratos de seguros para teléfonos y ordenadores.
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Durante una audiencia procesal celebrada el martes, los consumidores explicaron que habían intentado rescindir su contrato después de haber observado que los débitos se habían multiplicado sin haber dado su consentimiento o sin siquiera haber firmado nunca un contrato de seguro. Para algunos, los daños ascendieron a decenas de miles de euros. Paralelamente al proceso penal, los clientes agraviados iniciaron acciones civiles contra las empresas del grupo Indexia y contra algunas de sus aseguradoras para obtener el reembolso de las sumas cobradas indebidamente.