Emmanuel Macron tiene algo en común con François Hollande. Es el único presidente de la Quinta República que no dejó su huella en la Constitución. Le gustaría remediar eso. El miércoles deberá anunciar sus opciones de reforma al Consejo Constitucional, con motivo del 65º aniversario de la ley fundamental. Que destaca por su estabilidad, hasta el punto de haber superado ya la edad legal de jubilación… “Es la política a largo plazo la que triunfa”, se entusiasma en el Elíseo. El discurso del Jefe de Estado ante los Reyes Magos “parece especialmente importante”, señalan sus interlocutores, advirtiendo: “La Constitución no es fija y el Presidente tampoco lo es en estos temas”. Sin embargo, no se trata de involucrarse en ningún tipo de “aventurerismo”. Debemos preservar el “espíritu” del texto, advierte su oficina.
El inquilino del Elíseo ya ha revelado gran parte de sus intenciones. Inscripción del aborto, ampliación del referéndum a las “cuestiones sociales”, mención del estatuto de autonomía de Córcega, descongelación del electorado en Nueva Caledonia… Ya existen numerosas vías. Y su traducción en la Constitución es incierta: es necesario un acuerdo entre la Asamblea Nacional y el Senado sobre un texto idéntico, antes de su adopción por las tres quintas partes del Parlamento o mediante referéndum. De ahí la necesidad de “encontrar una manera de unir las fuerzas políticas más allá de las divisiones habituales”, admite el Elíseo.
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En 2018 la operación fracasó. El asunto Benalla interrumpió el examen de la reforma en la Asamblea, luego las reticencias del Senado disuadieron al ejecutivo de volver a incluirla en el orden del día. Reducción del número de parlamentarios, proporcional a las elecciones legislativas, reforma del Consejo Superior del Poder Judicial: las disposiciones previstas habían sido enterradas. Para tener éxito en su empresa cinco años después, el Jefe de Estado prevé una nueva cumbre con los dirigentes del partido a finales de octubre, dos meses después de la reunión de Saint-Denis (Seine-Saint-Denis). En su carta informativa, se comprometió a “elaborar la propuesta más ambiciosa y clara posible”.
Desde principios de año, también recibió a sus predecesores Nicolas Sarkozy y François Hollande y dejó trabajar a su asesor de «instituciones», Éric Thiers. Llamado a inspirarse en él, el alto funcionario deberá recibir 130 propuestas del Grupo de Reflexión sobre la Evolución de la Constitución y las Instituciones (Gréci). “Las instituciones no son del agrado de Emmanuel Macron”, informa uno de sus amigos cercanos. Pero él sabe que es inevitable”.