«Hay problemas en el fútbol», admitió el jueves el presidente de la Federación Internacional, Gianni Infantino, llamando a «estar unidos para luchar contra el racismo (…) y la violencia».
“Debemos estar unidos para luchar contra el racismo. Vinicius (el delantero brasileño del Real Madrid, nota del editor) y otros lo padecen. Estos ataques dirigidos a ellos no tienen razón de existir. Debemos estar unidos contra la violencia que existe en el mundo”, declaró el máximo responsable de la FIFA durante el congreso de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) en Paraguay. “Necesitamos actuar junto con los gobiernos, los equipos y los jugadores. Ir a un partido debe ser una fiesta”, prosiguió Infantino, que habló en particular ante los presidentes de Uruguay y Paraguay, Luis Lacalle Pou y Santiago Peña, pero en ausencia de su homólogo argentino, Javier Milei.
Estos tres países albergarán los encuentros inaugurales del Mundial de 2030, antes de que el resto de la competición se desarrolle en España, Portugal y Marruecos. Varios partidos de fútbol, especialmente en Europa, se han visto aún más perturbados en las últimas semanas por incidentes racistas en las gradas, que en ocasiones obligaron a los árbitros a interrumpir los partidos. A menudo blanco de insultos de este tipo en los estadios españoles, el delantero brasileño Vinicius rompió recientemente en llanto al hablar en una rueda de prensa sobre esta lucha contra la discriminación, para la que se organizó un partido amistoso simbólico entre España y Brasil a finales de marzo (3- 3).