Durante seis años, Boeing ha sufrido una serie de incidentes y accidentes con consecuencias a veces dramáticas. Desde principios de año, la serie negra parece incluso acelerarse.
Este mes de marzo estará marcado con una piedra negra para Boeing. El día 17, la tripulación de un Boeing 737-800 que volaba de Nueva York a Chicago informó de un problema con los indicadores de velocidad del viento. Dos días antes, durante una inspección de rutina tras el aterrizaje de un viejo Boeing 737-800 en Oregón, los expertos detectaron la ausencia de un panel metálico externo. Más grave aún, el 11 de marzo, el Boeing 787 Dreamliner de la compañía chilena Latam que unía Sydney en Australia con Auckland en Nueva Zelanda, perdió altitud sobre el mar de Tasmania. Las personas que no estaban sujetas fueron impulsadas hacia el techo. Unas cincuenta personas resultaron heridas. El 7 de marzo, un Boeing 777 con destino a Japón tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en Los Ángeles tras perder un neumático durante el despegue. Al día siguiente, un Boeing 737 Max vio romperse su tren de aterrizaje poco después de aterrizar en la pista del aeropuerto de Houston (Texas), lo que provocó que finalizara su viaje fuera de la pista.
La mala racha empezó en enero. El incidente del día 5 de este mes podría haber tenido consecuencias dramáticas. Poco después del despegue, un tapón de puerta (un panel metálico colocado en un lugar que puede acomodar una puerta) de un Boeing 737 Max 9 se desprendió del fuselaje de un avión de Alaska Airlines. Según la Agencia de Seguridad en el Transporte de EE. UU. (NTSB), faltaban varios pernos que debían asegurar esta puerta. Por su parte, la Agencia Estadounidense de Aviación Civil (FAA) ha identificado “problemas de incumplimiento” en el control de producción de Boeing y su subcontratista Spirit Aerosystems. Resultado: el fabricante de aviones tuvo que reducir el ritmo de producción de su avión 737 Max. Y varios pasajeros han presentado denuncias contra Boeing. El 19 de enero, un carguero 747 de Atlas Air realizó un aterrizaje de emergencia en Miami después de un incendio en el motor, poco después del despegue.
Estos incidentes me trajeron recuerdos dolorosos. Dos aviones Boeing 737 Max se estrellaron en 2018 y 2019. El primer accidente, en octubre de 2018, de un avión de Lion Air frente a las costas de Indonesia, mató a 189 personas. El segundo, en marzo de 2019, provocó la muerte de 157 pasajeros y tripulantes del avión de etíope Airlines. En ambos casos, los accidentes se debieron a un problema con el nuevo software. Tras el accidente de Etiopía Airlines, las autoridades estadounidenses suspendieron los vuelos del “avión maldito”. Boeing ha gastado miles de millones de dólares en modificaciones al avión. Las autoridades estadounidenses levantaron la suspensión de vuelos en noviembre de 2020, seguidas por las autoridades europeas a principios de 2021. Pero en abril de 2021, Boeing detuvo las entregas del 737 Max debido a problemas eléctricos. Y en agosto de 2023 identificó un defecto en el mamparo trasero de sus aviones.