Moldavia anunció el martes la expulsión de un miembro de la embajada rusa en protesta por la apertura el pasado fin de semana de los colegios electorales para las elecciones presidenciales en la región separatista de Transdniestria. «Un empleado de la embajada ha sido declarado persona non grata y abandonará el país», afirmó el Ministerio de Asuntos Exteriores en un comunicado publicado en la red social Telegram. La noticia fue notificada al embajador, convocado por segunda vez en una semana. A pesar de la oposición del Gobierno moldavo, el domingo se abrieron varias oficinas para los 200.000 ciudadanos rusos residentes en Transdniestria, donde las autoridades locales lanzaron a finales de febrero un llamamiento de ayuda a Moscú.
Chisinau había autorizado que las operaciones de votación se celebraran únicamente en la embajada rusa en la capital, Chisinau. Transdniestria, una estrecha franja de tierra entre Moldavia y Ucrania, se separó después de una breve guerra en 1992 contra el ejército moldavo. Rusia todavía mantiene allí 1.500 soldados, según cifras oficiales. «Esta nueva acción de la Federación Rusa desafía la soberanía y la integridad territorial de Moldavia», dijo el lunes a la prensa la presidenta Maia Sandu, denunciando «una falta de respeto».
El día después de la victoria de Vladimir Putin, simulacro de democracia según el líder, lanzó la campaña para promover el referéndum sobre la pertenencia a la UE, previsto para el otoño. Si gana el “sí”, el objetivo quedará consagrado en la Constitución de esta ex república soviética de 2,6 millones de habitantes. «Debemos unirnos a la familia europea y recibir esta protección lo antes posible frente a las malas intenciones del Kremlin», insistió Maia Sandu, que deplora periódicamente las injerencias y los intentos desestabilizadores de Moscú.
En este tenso contexto, Moldavia redujo drásticamente la actividad diplomática rusa en su territorio en julio de 2023, expulsando a 45 personas. Sólo quedan 10 diplomáticos y personal administrativo, según una lista de finales de 2023 del gobierno moldavo. La decisión se produjo tras la publicación de artículos de prensa sobre escuchas telefónicas realizadas por agentes del servicio secreto ruso, en las que la embajada de Chisinau desempeñaba un papel central.